Nació a 230 kilómetros de la Capital, en Rojas, Provincia de Buenos Aires. Hijo único, alguna vez dijo que sus padres eran gente de trabajo y que fue rebelde con el estudio. Adoraba la música y de muy chico comenzó a cantar folclore con un grupo vocal, abandonando el colegio en segundo año. Ya radicado en Buenos Aires, estudió guitarra y piano en el Instituto Fracassi.
Desde los dieciséis años intentó sostenerse económicamente, trabajando en las tareas más diversas, desde vendedor de huevos y helados hasta de empleado en el Correo, también en una panadería del barrio de Chacarita, pero siempre cantando.
Un día, tuvo la suerte de que lo escuchara Héctor Varela, quien, gratamente impresionado, lo presentó en el concurso de Grandes valores del tango, en canal 9 de televisión. A partir de entonces, quedó enganchado con el tango.
Él mismo contó que ese concurso fue en el año 1979 y, que además ganó, al año siguiente, el concurso nacional de la sociedad de autores y compositores, SADAIC, representando a la Capital Federal, con dos temas de Juanca Tavera y Osvaldo Tarantino: el tango “Ilustre deconocido” y la milonga “Me llaman el Negro”.
Alejandro Romay, dueño de canal 9, lo contrata en exclusividad por nueve años. Desde entonces, comenzaron sus actuaciones en varios programas de la emisora, entre ellos el de Eduardo Bergara Leumann, La botica del Ángel. Según sus propias palabras: «Las anécdotas más ricas y divertidas ocurrieron durante las grabaciones del ciclo, pero, lamentablemente no se pueden contar».
Después, una frustrada ida al Japón: «Iba a ir con Pepe Basso, pero al final desistí, preferí quedarme en la Argentina, así que de emergencia lo llamaron a Fernando Soler, pero lamentablemente para él, los japoneses no cambiaron mi nombre de la programación y quedó como si hubiese ido yo, pero la verdad es que fue Fernando».
En muchas ocasiones reconoció su respeto y admiración por Alfredo Belusi y siempre, en sus actuaciones, recordaba esta anécdota: «Siendo aún muy nuevo en la profesión, estaba de visita en el Social Rivadavia, en Mar del Plata, cuando los dueños, al reconocerme por haberme visto en televisión, me pidieron que cantara. Yo no tenía los arreglos y los músicos, en realidad un trío que dirigía un pianista de nombre Julio Dávila, no me querían acompañar. Entonces, se me acercó el Negro, que había estado escuchando la conversación, y me llevó a su camarín y me dijo: «Flaco, sé que hacés muchos temas de mi repertorio y estás en mi registro. Tomá mi carpeta de arreglos y elegí los temas que querés hacer». Nunca pude olvidar semejante gesto de este consagrado cantante. Ni siquiera sospechaba que me conocía».
Entre sus orquestas preferidas estaban las de Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese y, en cuanto a los cantores, admiraba también a Roberto Goyeneche, Julio Sosa, Alberto Marino, Edmundo Rivero y Floreal Ruiz.
Cantó con las más importantes formaciones de su tiempo: José Basso, Osvaldo Berlingieri, José Colángelo, Osvaldo Piro, Néstor Marconi y Osvaldo Tarantino, entre otras.
«Grabé para la CBS-Columbia, dos discos, y uno más editado solamente en Japón, que ni yo lo escuché, ni tengo en mi poder. El primero es del año 1983, su título A partir de hoy, con arreglos pertenecientes a Pepe Motta y al Chino Eduardo Cortti, quien fuera primer bandoneón de José Basso. El segundo, es de 1989, se llamó Recordándote, con arreglos de Armando Calderaro (Pajarito)».
Realizó giras por Uruguay, Brasil, Paraguay, Chile y Bolivia. Entre 1985 y 1989 estuvo radicado en Venezuela, donde trabajó para la cadena de hoteles Intercontinental. En ese período, hizo algunos viajes para actuar en Argentina, presentándose en los más importantes locales nocturnos: Michelangelo, Cambalache, El Viejo Almacén y Señor Tango. En el país caribeño, la compañía Columbia reeditó uno de sus discos.
Dueño de un estilo muy parecido al de Julio Sosa, el pasado 22 de Mayo de 2016 dejo de existir, victima de una penosa enfermedad que lo afecto en los ultimos tiempos....Lo recordamos con mucho cariño.