Viernes
22 de Noviembre de 2024
14 de abril de 2015
En la segunda noche del Septenario en honor a Nuestra Madre del Valle, el lunes 13 de abril, rindió su homenaje el ámbito estatal y privado de la Salud, durante la misa central presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Vicario General de la Diócesis, los Pbro. Julio Quiroga del Pino, y el Responsable Diocesano de la Pastoral de la Salud, Pbro. Antonio Bulacio.
Participaron de esta celebración eucarística autoridades del Ministerio de Salud de la provincia, encabezadas por la Sra. Ministra, Dra. Noemí Villagra, personal de los hospitales, sanatorios, clínicas, institutos de salud, Círculo Médico, Colegios de Auxiliares de la Medicina, de Médicos, Farmacéuticos, Odontólogos, Kinesiólogos, Anestesistas, Psicólogos, Bioquímicos, etc., SAME, PAME, OSEP, Pastoral de la Salud, Pastoral de Adicciones y Servicio Sacerdotal de Urgencia.
En el momento de la homilía, Mons. Urbanc saludó a todos los ámbitos presentes y agradeció su presencia en estas honras a Nuestra Madre del Valle. También les hizo llegar su saludo y bendición “a todos los que no pudieron venir, pero que desde sus lugares nos acompañan con la oración”, dijo, resaltando que “el tema que se nos propuso meditar este día afirma que el bautismo es fuente de vida y que confiere una identidad propia a los laicos”.
Al explicar el Evangelio del día en el que Jesús invita a un fariseo piadoso a un nuevo nacimiento, que es el de la conversión, el Pastor Diocesano animó a todos los presentes a pedirle a la Virgen del Valle “que nos ayude a tomar conciencia de nuestra condición de nuevas creaturas por la gracia del Bautismo, y a que llevemos a cabo la misión que se nos ha confiado con generosidad y fidelidad. No dejemos pasar esta oportunidad, puesto que ninguno sabe si tendremos otra en la que Dios nos ilumine y favorezca, a fin de que nos arrepintamos de la desidia, la indiferencia, la cobardía o la comodidad, y renovados con la fuerza de su amor pascual nos decidamos a ser auténticos testigos de su presencia viva en el mundo”.
Posteriormente, en la procesión de ofrendas, los alumbrantes acercaron al altar los dones de pan y vino junto con una gran cantidad de ofrendas las distintas dependencias, secretarías y lugares de trabajo del ámbito de la salud, que serán destinados a los hermanos más necesitados y a los peregrinos que llegan a los pies de la Madre del Valle.
Testimonio de adictos recuperados
Antes de impartir la bendición final, el Obispo llamó al presbiterio a miembros del grupo Cenáculo, jóvenes adictos recuperados que se encuentran en la Diócesis dando su testimonio de esperanza a los jóvenes que se encuentran en situación de riesgo y a los que padecen de las adicciones.
La tarea evangelizadora del grupo Cenáculo fue presentada por uno de los jóvenes recuperados y el Obispo pidió a todos los presentes que recen mucho para que esta institución internacional pueda tener una sede en Catamarca, donde tantos niños y adolescentes sufren el calvario y la muerte por las drogas. “El Papa Francisco quiere que ellos puedan tener una casa aquí y el Obispado ya donó el terreno, sólo falta que recen mucho a la Virgen”, expresó Mons. Urbanc, resaltando que “estos chicos han resucitado, estaban peor que los muertos y Jesús los resucitó, ahora ellos tienen la tarea de llevar a Jesús para dar vida en abundancia como discípulos misioneros”.
Al finalizar la Santa Misa, el Obispo bendijo las ambulancias y a los trabajadores que las conducen para socorrer al hermano enfermo, para que siempre estén protegidos por la Madre del Valle en su noble tarea.