Viernes
22 de Noviembre de 2024
14 de diciembre de 2015
Una vez más, lo que debió ser una fiesta del fútbol terminó en escándalo. Güemes no pudo disputar ayer el cotejo revancha de las semifinales del Torneo Federal B ante Sportivo Guzmán, en Tucumán, porque el arquero Germán Montenegro fue víctima de una agresión (una bomba de estruendo arrojada desde la tribuna local explotó cerca de su oído izquierdo) minutos antes del inicio del cotejo, que fue suspendido más de dos horas después por el árbitro salteño Gustavo Gómez.
El clima ya estaba enrarecido en la previa. Después del 2 a 0 que consiguió Güemes en el cotejo de ida, el miércoles pasado, los tucumanos se fueron disconformes con el arbitraje y por el trato recibido.
Se esperaba un clima hostil en Tucumán, pero la cosa se empezó a ir de las manos cuando la delegación gaucha arribó al estadio y el micro fue agredido por simpatizantes del Juliano, que arrojaron proyectiles y rompieron el vidrio de una ventanilla.
Los jugadores tuvieron que bajarse y casi que debieron enfrentar cuerpo a cuerpo a los revoltosos para poder entrar a la cancha. Algunos jugadores hasta aseguran haber visto a hinchas con armas blancas y de fuego. Una vez dentro del estadio, recibieron todo tipo de amenazas verbales en su trayecto al vestuario. Y siguieron en su afán de intimidarlos hasta en el momento en que fueron a firmar las planillas.
Al ingresar al campo de juego para hacer el precalentamiento, el delantero Jorge Detona tuvo que ser separado para no irse a las manos con un particular que lo increpó y que nada tenía que hacer dentro del campo de juego.
Cuando los jugadores terminaron las tareas pre competitivas, otra vez una lluvia de proyectiles les cayó desde la platea cuando regresaban al vestuario.
Cuando los equipos volvieron al campo de juego, el cálido y colorido recibimiento para el local y los silbidos para el visitante parecían marcar que todo volvía a los cauces normales del folclore futbolero. Pero esa ilusión duró escasos minutos.
Bomba y suspensión
El árbitro se aprestaba a pitar el inicio del encuentro cuando una bomba de estruendo explotó cerca de Germán Montenegro, arquero de Güemes que tenía al grueso de la hinchada local detrás de su arco. El "Gordo" se desplomó y de inmediato fueron a socorrerlo. Mientras el jugador era asistido, algunos jugadores se querían pelear entre ellos.
Lo peor fue que la ambulancia se retiró del estadio y el jugador fue asistido por más de una hora dentro del campo de juego, incluso recibió oxígeno allí, hasta que lo trasladaron al vestuario.
A todo esto, la incertidumbre acerca de la suspensión del cotejo se mantenía. Del lado del local querían jugarlo, salieron a alquilar un grupo electrógeno, lo consiguieron y prendieron las luces del estadio. Del lado visitante querían que Montenegro, que seguía tendido sobre una camilla dentro del vestuario, sea atendido como corresponde y sostenían que no había garantías para jugar.
Alrededor de las 19.30 ingresó el árbitro al vestuario visitante, comunicó la suspensión del cotejo y acompañó a Montenegro a un centro asistencial para realizarse estudios a fin de determinar el grado de la lesión sufrida. Una vez que salieron todos los jugadores custodiados por la policía, los dirigentes y algunos periodistas que habían quedado salieron en una combi de la policía, que estacionó sobre una puerta del vestuario que daba a la calle.
Así terminó una tarde de caos y barbarie en Tucumán. Ahora todo quedó en manos del Tribunal de Disciplina del Interior, que deberá resolver sobre el futuro de la serie.
Cronica de El Liberal de Santiago
Esta es la cronica La Gaceta
Por la agresión al arquero visitante, no se pudo disputar el partido entre Sportivo y Güemes
Montenegro fue llevado a los vestuarios y que luego fuera trasladado hasta el Hospital Padilla. El fútbol volvió ayer a sufrir un duro cachetazo y van..... El partido que debían disputar Sportivo y Güemes de Santiago del Estero, en el marco de la revancha de una de las semifinales del Federal B, se suspendió antes de comenzar, por una agresión al goleroGermán Montenegro, de los visitantes.