Viernes 22 de Noviembre de 2024

SOCIEDAD

8 de noviembre de 2015

Tratamiento extremo con pacientes suicidas en Corea

En Corea del Sur crearon un tratamiento un tanto extremo para pacientes suicidas, que incluye meterlos en ataúdes. Aparentemente, la falsa “experiencia de muerte” ayuda a los participantes a apreciar la vida luego de confrontar una versión simulada de sus últimos momentos.

La tasa de suicidios en Corea viene aumentando en los últimos años, con alrededor de 40 personas que se quitan la vida por día.

Los expertos creen que la atmosfera súper competitiva de la nación es responsable en gran parte del aumento de casos de depresión y suicidio, y según el Centro de Salud Hyowon, de Seúl, la solución podría estar dada por esta nueva terapia de “experiencia de muerte”.

Los pacientes conforman un amplio espectro de personas, incluyendo adolescentes que luchan con la presión de la escuela, padres que se sienten aislados, y personas mayores que temen volverse una carga para sus familiares.

Para el tratamiento, todos visten batas blancas, y se ubican en ataúdes ordenados en filas. Junto a cada cajón hay una pequeña mesa con lápiz y papel. Los estudiantes se sientan dentro del ataúd y escuchan una breve charla de Jeong Yong-mun, un ex empleado funerario que ahora dirige el centro de salud.

En la charla les explica que deben aceptar sus problemas como parte de la vida, y tratar de encontrar la felicidad, aun en las situaciones más difíciles.

Luego los estudiantes se recuestan en el ataúd y cierran los ojos para obtener un “retrato funerario”. Luego toca el momento de escribir su testamento o carta de despedida para sus seres queridos.

Cuando la “hora final” se acerca, les avisan que ya es hora de “ir hacia el otro lado”. Se prenden velas y los “Ángeles Coreanos de la muerte” entran en el salón y cierran uno a uno los cajones de madera.

Los pacientes permanecen en los ataúdes por 10 minutos durante los cuales se enfrentan a la idea de la “nada” en la vida más allá, y cuando emergen del encierro afirman sentirse “renovados” y “liberados”.

Para finalizar, el anfitrión se dirige a ellos una vez más para decirles: “Ya experimentaron como es la muerte, pero ustedes están vivos, y deben luchar para seguir adelante!”

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