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ECOLOGIA
5 de septiembre de 2022
Ubicado a solo 5 km del centro de la Ciudad, recibe 104 toneladas de basura diaria desde hace cinco décadas que, según señaló a Télam el director de Gestión Ambiental, Braian Vega, llegan "sin ningún tipo de control".
Foto: Pepe Mateos.
Vecinos y recuperadores de La Quema se mostraron expectantes por el inminente inicio de las obras impulsadas por el Ministerio Ambiente y Desarrollo Sostenible y el municipio de Luján para la reconversión de ese basural a cielo abierto, el más grande y antiguo del país, en un "centro ambiental" que promoverá además su inclusión social, a la vez que relataron a Télam cómo es vivir y trabajar en las inmediaciones de un predio que acarrea desde hace décadas una situación crítica en términos sociales, ambientales y sanitarios.Foto: Pepe Mateos.
El número de trabajadores varía de forma arbitraria según las condiciones propias que presenta el trabajo informal. Algunos pertenecen a cooperativas y otros trabajan de forma independiente, pero tanto de día como de noche trabajan en el basural para subsistir a partir de la basura que descargan las compactadoras en el predio, cumpliendo, a su vez, una tarea indispensable para el lugar.Foto: Pepe Mateos.
Según detalló Vargas, los residuos que ingresan en la actualidad son solo domiciliarios, de poda y áridos y pertenecen exclusivamente a la localidad de Luján, pero no siempre fue así. "Cuando empezamos -en 2020- cortamos a algunas químicas que tiraban los residuos patológicos, industrias de otros partidos que también venían a disponer sin ningún tipo de control de nadie. Nosotros cerramos todas las entradas, dejamos un solo ingreso y a partir de ahí tomamos datos de qué camiones entran y qué residuos traen. Pero ya hay contaminación del aire, agua y el suelo", detalló Vargas.El proyecto de saneamiento y reconversión del basural a cielo abierto de Luján en ecoparque y centro ambiental comenzará en octubre y prevén inaugurarlo en un año, según informaron a Télam desde la municipalidad de Luján y el Ministerio nacional de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
La obra requerirá una inversión estimada de 10.731.820 dólares, enmarcada en el Plan Federal de Erradicación de Basurales a Cielo Abierto, de Ambiente y de Desarrollo Sostenible, financiado por el BID, y contempla tres dimensiones: la ambiental, sanitaria y social.
El proyecto fue adjudicado a la empresa Evasa e incluirá el saneamiento, cierre técnico del basural, reconversión en ecoparque y construcción de un centro ambiental con relleno sanitario con 20 años de vida útil, según detallaron.
"Sanear al 100% y volver al estado original es materialmente imposible, lo que sí se va a hacer es el cierre técnico y recuperar", señaló a Télam, el director lujanenses de Gestión ambiental, Braian Vega.
Además de la reconversión del predio actual, el Estado nacional cedió un predio ubicado a 2 km del basural y denominado cuadrante "Sucre" para la construcción del centro ambiental y parte del relleno sanitario.
El proyecto incorporó también el Plan Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) con inclusión social y promoción de separación de residuos en origen como una estrategia "transversal" bajo el paradigma de la economía circular, la cual promueve la concientización de la comunidad con respecto a la separación en origen de los residuos.
"Todos los trabajadores informales del basural formarán parte del centro ambiental", aseguró Vega. "Es una condición sine qua non para avanzar con el proyecto, que todas las personas -son más de 200- sean incorporadas con el objetivo de que mejoren sus condiciones laborales", agregó.
En ese aspecto, prevén la construcción de una planta de separación de reciclables, sector de compostaje y poda, sector de áridos, sector de voluminosos, taller de mantenimiento, planta de tratamiento de lixiviados y relleno sanitario con 20 años de vida útil, centro de primera infancia, vestuarios, planta de tratamiento de efluentes, cortina forestal, cerco olímpico perimetral, área de amortiguación que alojará el monitoreo del agua subterránea, entre otros.
En la consulta pública que realizó el Municipio de Luján en cumplimento con una demanda del BID, el intendente de la ciudad, Leonardo Boto, aclaró que este desarrollo se lleva adelante por "el bien de la comunidad" y aseguró que "no afectará ninguna fuente de trabajo, ni ninguna oportunidad de desarrollo para región".
Asimismo, señaló que "no es un traslado de un basural de un lado para otro", sino "la transformación completa del basural que conocemos y la construcción de un nuevo centro ambiental que nos va a permitir darle sustentabilidad al tratamiento de la basura", que conlleva un respaldo "muy grande" en todo el arco político, entre los vecinos de barrios populares y privados, las sociedades de fomento, de la iglesia católica y de diferentes confesiones evangélicas, de la universidad y cooperativas que se mueven, de la mayoría de los trabajadores.
Foto: Pepe Mateos.
El proyecto de reconversión del basural a cielo abierto del partido bonaerense de Luján en centro ambiental incluyó la creación de rellenos sanitarios "con 20 años de vida útil", según el documento conformado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el municipio de Luján y la empresa que ganó la adjudicación de la obra, Evasa.
Los rellenos sanitarios son "espacios donde se disponen residuos sólidos urbanos (RSU), compactados en capas sobre un suelo previamente impermeabilizado, después de haber recibido determinados tratamientos, y recubiertos por capas de suelo, para evitar la contaminación de acuíferos, suelo y aire", definieron en el documento.
En cambio, los basurales a cielo abierto son "sitios donde se depositan residuos de manera indiscriminada de todo tipo, incluso patogénicos y peligrosos, con escasas medidas de protección ambiental y sin control de operación o con controles mínimos".
En cuanto a la contaminación ambiental, los rellenos sanitarios "no presentan riesgos de contaminación ambiental por una disposición final de los residuos más controlada" que en los basurales a cielo abierto, donde se produce un "foco de contaminación de agua superficial y subterránea, de suelo y aire, con emisiones gaseosas, olores desagradables, lixiviados, escurrimientos, infiltraciones".
Por otra parte, en los rellenos sanitarios es posible implementar "medidas de mitigación ante potenciales impactos", según informaron.
En cuanto a las condiciones laborales, "generan empleo formal y mejores condiciones, con trabajo tipo fabril con la infraestructura adecuada" y "son una oportunidad para aumentar los ingresos de los recuperadores debido a la revalorización de los residuos".
En ese aspecto, los rellenos sanitarios se presentan como una "oportunidad para fortalecer el tejido productivo y la Gestión integral de los RSU, fomentando la economía circular"
En contraste, las condiciones laborales de los recuperadores urbanos en los basurales a cielo abierto "no son adecuadas", funcionan con trabajo informal y "sin medidas de seguridad".
Por último, los rellenos sanitarios permiten "utilizar el metano generado de la descomposición de residuos para la producción de energía" y "evitar emisiones de gases de efecto invernadero".
En tanto los basurales, producen "grandes emisiones gaseosas que contribuyen con el cambio climático, y son cuna y hábitat de plagas y vectores transmisores de enfermedades".