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22 de Noviembre de 2024
SOCIEDAD
24 de mayo de 2015
Se trata de la imagen en la que aparece Ricardo Arias, un canillita de 31 años, quien se prendió fuego a lo bonzo durante un desalojo en 2001.
Una foto neuquina que fue tomada por el fotógrafo Rodolfo Garavaglia -actualmente trabaja en el Diario La Mañana de Neuquén- inspiró a la escritora Gabriela Cabezón Cámara a escribir una novela.
La fotografía fue tomada la mañana del 12 de febrero de 2001, cuando varias familias se enfrentaban con la Policía durante el desalojo de viviendas del IPVU, en el barrio Confluencia.
La Mañana publicó en referencia a ese día: “Había llegado un cronista y el fotógrafo Rodolfo Garavaglia, de La Mañana del Sur, a quien Ricardo Arias, un canillita de 31 años, casado, con 5 hijos y uno en camino, le advirtió que si lo desalojaban se prendía fuego”.
Garavaglia observó cerca del hombre había un bidón con nafta y tuvo el presentimiento de que algo podía suceder y por eso esperó. Luego, la Policía entró al lugar y unos segundos después los efectivos salieron corriendo mientras que detrás de ellos lo hacía Arias, prendido fuego.
“Arias se estaba quemando y me pedía ayuda, y yo lo único que pude hacer, mientras sacaba las fotos, era pedir algo para que lo taparan”, recordó el fotógrafo en diálogo con La Mañana de Neuquén. El canillita fue trasladado al Hospital Castro Rendón, donde murió dos días después.
Las imágenes circularon en todos los medios nacionales e incluso internacionales. El dramatismo “de ese pobre hombre en llamas, su cara entre las llamas, la manito en el piso intentando detener la caída inevitable y los policías apartándose” impactaron a la escritora Gabriela Cabezón Cámara, quien 13 años después se inspiró para escribir la novela Romance de la negra rubia (Eterna Cadencia).
“Es una novela homenaje, en cierto sentido, pero sólo se parece a lo que efectivamente en la inmolación en ocasión de desalojo”, explicó Cabezón Cámara al matutino neuquino La Mañana.
Tras la muerte de Arias, la violencia se desencadenó en el barrio y los vecinos atacaron la Comisaría 19 con piedras, palos y bombas molotov. La Policía reprimió con gases lacrimógenos y balas de goma y ante este panorama dramático, el gobierno provincial decidió que las 50 casas fueran entregadas a los vecinos del barrio.
“Luego del holocausto de Arias que se inmola porque no puede soportar quedarse en la calle, les devuelven graciosamente las casas a sus habitantes. ¿Así que el precio de una vivienda es el sacrificio de una persona?”, agregó la escritora desde Buenos Aires. (InfoGEI) Ad