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ESPECTACULO
14 de enero de 2019
El actor, nacido el 14 de enero de 1924 en Nueva York, murió el 30 de abril de 1989 en Buenos Aires, a los 65 años de edad, producto de un aneurisma cerebral. Estaba solo y, según dicen, llevaba años devastado por la falta de trabajo. Lo encontraron sus vecinos, quienes al notar su ausencia alertaron a la policía para que forzara la puerta de su departamento de Recoleta, seis días después de su fallecimiento.
El próximo 30 de abril, se cumplirán 30 años de su muerte. Pero sigue más vivo que nunca. Guy Williams, famoso en el mundo entero por encarnar a El Zorro en la mítica serie de Disney, tuvo la la fama, la gloria y un triste y misterioso final. Fue un enamorado de la Argentina, y de mujeres argentinas, por eso quizá eligió nuestro país para radicarse, pasando sin embargo casi desapercibido pese a su enorme popularidad. La eterna serie que lo popularizó, sigue atrapando a generaciones y generaciones de chicos en gran parte del planeta, y sin embargo muchos desconocen que, en su mundo privado, Armando Joseph Catalano (tal su verdadera identidad) eligió permanecer muy lejos de los lugares que lo vieron brillar.
Hoy todo el mundo parece sorprendido por el rotundo éxito de audiencia que logra la antigua serie de El Zorro en los mediodías de Canal 13 en Argentina. El rating de esta serie oscila entre los 3.7 y casi los 7 puntos, algo así como 500.000 espectadores diarios entre la Ciudad de Buenos Aires y GBA. Una cifra demoledora para una serie de 60 años. Fue estrenada en 1957 y finalizó en 1959 y duró tres temporadas en total. Mucho menos de lo que podríamos suponer. Producida por Walt Disney, los que tengan más de 30 la recordarán seguramente en blanco y negro. En la década del 90 apareció nuevamente pero pintada en colores. Los años pasaron, pero de alguna forma El Zorro volvió y se quedó con todo el rating del mediodía.
La pregunta es: ¿Cuál es el secreto que tiene El Zorro para lograr tremenda hazaña en el siglo XXI? Empecemos por el principio. El Zorro es un héroe justo, con valores y que defiende siempre al más débil. Por otro lado, no tiene superpoderes. Se vale de sus habilidades ecuestres, de sus acrobacias y, por supuesto, de su destreza con su espada. Además, se diferencia de los modernos superhéroes por sus némesis. El Zorro no pelea contra desquiciados payasos terroristas, ni contra todopoderosos extraterrestres, ni tampoco contra empresarios multimillonarios, mucho menos contra científicos locos. Su némesis es un Estado militar que oprime a los más débiles.
Pero el Zorro no tiene ideologías. Pelea contra los poderosos, pero en base a ideales. El robo, o cualquier otro delito no tienen justificación. En algunos capítulos se enfrenta a delincuentes de poca monta, criminales profesionales y asesinos, que también atentan contra el pueblo. Contra ellos pelea de igual manera que contra las tropas del Capitán Monasterio.
El héroe de negro y capa es sólo una cara de la moneda. Diego De la Vega es la otra. Cuando no se convierte en el Zorro, ayuda al pueblo donde vive, sin llegar a comprometer su alter ego. Por eso vamos a ver siempre disimular sus habilidades, especialmente las vinculadas con la lucha. Lo que le valdría a De la Vega una reputación de cobarde. Sacrificio necesario para proteger su identidad secreta. A la vista de los jóvenes adolescentes y en menor medida de los niños, todas estas características nobles del Zorro cobran mayor fuerza si las contrastamos contra la de los líderes mundiales que hemos visto ascender y desaparecer en los últimos años.
El actor, nacido el 14 de enero de 1924 en Nueva York, murió el 30 de abril de 1989 en Buenos Aires, a los 65 años de edad, producto de un aneurisma cerebral. Estaba solo y, según dicen, llevaba años devastado por la falta de trabajo. Lo encontraron sus vecinos, quienes al notar su ausencia alertaron a la policía para que forzara la puerta de su departamento de Recoleta, seis días después de su fallecimiento.
“Murió acá, en Argentina, muy poca gente lo recuerda. Él vino al país, en la época de Goar Mestre en Canal 13 y yo conocí a la mujer (Janice Cooper) y a los hijos (Steven y Toni Catalano). Después se enamoró de una argentina y se quedó a vivir”, había recordado Mirtha Legrand en una emisión de La noche de Mirtha, en julio de 2017.
Y así, sin pretenderlo, la diva había desatado una verdadera polémica al contar detalles sobre su solitaria despedida. “Era un hombre encantador. Yo fui al entierro. Éramos dos personas: Fernando Lúpiz y yo. Fuimos a Chacarita y me impresionó, porque sobre el ataúd le habían puesto la bandera de los Estados Unidos”, había relatado.
En ese momento, Araceli Lizaso, la actriz argentina por la que Williams había decidido radicarse en nuestro país, salió al cruce de los dichos de “Chiquita”. “Quieren mostrarla como la historia del ‘Mono Gatica’, a quien adoro. Pero Guy no estaba pobre, no estaba solo… Su muerte fue un accidente en una época donde no había comunicación”, dijo la viuda del actor, quien desde hace años reside en Potrero de los Funes, San Luis.
La mujer, además, aprovechó para contar cómo fue que Williams se enamoró de ella en enero de 1978 y luego decidió mudarse a la Argentina para estar a su lado. “Yo vivía en Italia y, cuando volví, fui a saludar a Fernando Lúpiz que estaba haciendo presentaciones con él. No era fanática de Guy, pero sabía quién era. Estaba vestido de El Zorro, tenía unos ojos verdes alucinantes. Nos vimos y nos quedamos con la mirada clavada. Fue de película. Después de eso, nunca más nos separamos”, rememoró Araceli.
Por entonces, él tenía 54 años y, ella, 24. Sin embargo, ambos formaron una pareja “de novela” en la que “reíamos todo el día”, según las palabras de Araceli, quien aseguró que Guy había sido quien había quedado deslumbrado con su casa puntana, lugar que luego eligieron para vivir juntos.
Pero lo cierto es que, al momento de su muerte, Williams llevaba tiempo separado de Araceli. Y, aunque hay quienes dicen que tenía intenciones de reconquistarla, la realidad es que por aquellos días vivía solo en su departamento, donde es evidente que nadie lo visitó.
Gracias a las gestiones realizadas por Fernando Lúpiz en la Asociación Argentina de Actores, los restos de la estrella de Hollywood quedaron alojados en el panteón que la entidad tiene en el cementerio de La Chacarita. Hasta que, recién dos años más tarde, su hijo mayor retiró sus cenizas y se encargó de cumplir la voluntad de su padre, de esparcirlas sobre las montañas de California y el Océano Pacífico.
¿Si estaba en la ruina o no en el momento de su fallecimiento? La realidad es que, después de una década haciendo papeles menores en Universal Studios, Guy recién conoció el éxito cuando Walt Disney, en persona, lo eligió para protagonizar El Zorro. Pero la serie duró solo dos temporadas, que se grabaron entre 1957 y 1959, y, en la tercera, que se hizo en 1960, solo se realizaron cuatro especiales.
Después de eso, Guy filmó algunas películas y participó de series como Bonanza y Perdidos en el espacio. Pero nunca más volvió a experimentar un fenómeno como el de El Zorro. Por eso, cuando en 1973 le ofrecieron venir a la Argentina para potenciar el éxito que el enmascarado tenía por entonces en nuestro país, no lo dudó.
Su llegada a Ezeiza fue apoteótica: miles de niños con sus padres se habían congregado en el aeropuerto para saludarlo. Y, frente a semejante furor, Guy accedió, como no lo había hecho en su país, a visitar distintos programas de televisión vestido como El Zorro.
El éxito fue tal que, ese mismo año, Williams repitió su visita a nuestro país, esta vez, junto a Henry Calvin, el actor que personificara al Sargento García. Y la locura se multiplicó. Así fue como, viendo que la suerte le era esquiva en su país natal, Guy volvió a la Argentina a fines de los 70, para comenzar una serie de shows junto a Fernando Lúpiz, en el rol del Capitán Monasterio, junto al Circo Real Madrid. Y le fue muy bien. Pero, luego de que se cancelara el proyecto de hacer la película El Zorro vivo o muerto, con producción de Palito Ortega, Williams decidió volver a su patria.
No obstante, al poco tiempo, Guy regresó para instalarse definitivamente en suelo argentino junto a su nueva mujer. Para entonces, ya había decidido colgar el traje de El Zorro. Así que invirtió sus ahorros en propiedades y solo se dejó ver en público en el tradicional bar La Biela, del que se hizo habitué.
En 1983, Williams viajó a Los Ángeles para participar de un programa de televisión y sufrió una embolia, de la que fue recuperándose lentamente. Entonces decidió no volver más a los Estados Unidos, olvidarse para siempre de la actuación y dedicarse a pleno a cuidar su salud.
Pero lo cierto es que, para la fecha de su muerte, Guy ya llevaba casi una década sin trabajar. Y, si bien había ganado buen dinero en sus tiempos de El Zorro, era muy probable que ya no le quedaran demasiados ahorros como para llevar la vida holgada que en otros tiempos había sabido tener.
En definitiva, cuando partió de este mundo, Guy ya era un hombre muy diferente del que sus fans habían ido a recibir al aeropuerto 16 años atrás. Y muchos, recién al leer su necrológica en los diarios, se enteraron de que El Zorro había venido a vivir aquí, a la Argentina, donde hasta el día de hoy su serie sigue marcando altos niveles de audiencia en los mediodías de El Trece.
Una perlita: La foto que sigue, fue publicada por el diario La Gaceta de Tucumán, donde recuerdan que el 12 de septiembre de 1978 Guy Williams, recorría la vecina provincia. Esa tarde se presentaría en el entonces flamante Palacio de los Deportes junto a Fernando Lúpiz, un joven campeón nacional de esgrima con el que se batía a espada. La foto fue tomada en la redacción del diario, y con claridad se puede observar detrás un mapa de Catamarca promocionando la, por entonces, exitosa y convocante Fiesta del Aguardiente. Los memoriosos, además, recuerdan su paso por nuestra provincia, cuando se presentó en las instalaciones del Red Star BBC.
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Fuentes: ABC, Infobae, Médium