El Papa Francisco dejó abierta la posibilidad de que los viri probati, hombres casados con una fe demostrada, puedan asumir tareas sacerdotales en ciertas circunstancias, al tiempo que reafirmó que los cambios al celibato “no son una solución” para aumentar la vocación.

“Debemos analizar si los viri probati son una posibilidad”, afirmó el pontífice en una entrevista a la revista alemana Die Zeit, en referencia a estos hombres del catolicismo, a quienes se les podrían encomendar algunas funciones sacerdotales o de diaconado.

En la nota publicada ayer, el argentino Jorge Bergoglio añadió que también se debe establecer qué tareas podrían asumir. En ese escenario, propuso como ejemplo las “comunidades aisladas”, donde el acceso para la Iglesia aún es remoto.

Como una forma de fundamentar el avance que representaría el hecho de que la propuesta fuera oficialmente aprobada por la Santa Sede, el sumo pontífice afirmó que “la Iglesia siempre debe reconocer el momento justo en el que el espíritu pide algo”.

En la entrevista, además, evidenció su preocupación porque “la vocación de los sacerdotes representa un problema enorme que deberá resolver la Iglesia”. De todas formas, descartó de plano la posibilidad de cambiar las normas del celibato para atraer a más personas a tomar los hábitos. “No es una solución”, esgrimió Francisco a la hora de reconocer que “la Iglesia debe encontrar la forma de resolverlo”.

Como medida, el pontífice apuntó en primer lugar a la oración: “Creo que lo primero que debemos hacer es rezar”. En segundo lugar, afirmó la necesidad de establecer los medios para que aumenten las vocaciones. “Debemos trabajar con jóvenes que tengan alguna inquietud de servicio a los demás. Y esto es muy difícil. El trabajo con los jóvenes se debe hacer para que ellos se planteen su vocación”, concluyó.