Sabado
23 de Noviembre de 2024
30 de agosto de 2016
Este hallazgo es importante porque revela una de las etapas menos conocidas de la evolución de los pterosaurios dijo Diego Pol investigador del Conicet.
El hallazgo en Chubut de un reptil que volaba como las aves actuales pero hace 170 millones años, es hoy un verdadero desafío para los paleontólogos que buscan responder el enigma de la evolución de esa especie, informaron los integrantes del grupo de científicos que estudió el valioso fósil.
"Este hallazgo es importante porque revela una de las etapas menos conocidas de la evolución de los pterosaurios y demuestra cuánto nos queda por conocer del Jurásico en el hemisferio sur", dijo a Télam Diego Pol, investigador del Conicet y miembro del Museo de Egidio Feruglio de Trelew.
Se trata del más antiguo reptil volador preservado que se haya conocido y, a su vez, el registro fósil del grupo de pterosaurios más antiguo para la Argentina, cuya investigación fue publicada recientemente por la revista científica Peer J.
Pol describió que "el cráneo estaba tan bien preservado que hemos podido reconstruir la cavidad cerebral y comprender las modificaciones que tuvo ese órgano de los pterosaurios como adaptación a su particular modo de locomoción: el vuelo".
El estudio del Allkaruen Koi, nombre tehuelche con que se bautizó al fósil que significa "cerebro antiguo de la laguna", muestra la evolución que tuvo su cerebro, más parecido al de las aves actuales -con quienes no tienen vinculación evolutiva-, que a los de reptiles primitivos, como cocodrilos o la mayoría de los dinosaurios.
El hallazgo se hizo en la localidad de Cerro Cóndor, a la altura del Río Chubut, en los sedimentos de lo que fue el fondo de una gran laguna en el comienzo de la separación de América con África.
La recuperación del neurocráneo -formado por huesos que rodean al cerebro- las mandíbulas y vértebras del cuello permitió observar el aumento de las áreas cerebrales relacionadas con el aprendizaje (hemisferios cerebrales) y un aumento en la capacidad visual (lóbulos ópticos).
Según la descripción del fósil, "se trata de una especie de estadio 'intermedio' que muestra cómo fue la evolución del cerebro en este grupo de reptiles a lo largo del Mesozoico, período conocido como 'la era de los reptiles'".
El grupo de los pterosaurios, reptiles de cabezas elongadas con crestas y, en algunos, colas como dragones, tenían un "dedo" súperlargo que unía una membrana entre el brazo y su cuerpo formando un ala que recuerda el ala de los murciélagos.
Estos extraños reptiles son tan viejos que la raíz de sus ancestros se encuentra en el origen de todos los reptiles conocidos, por lo que saber el grupo del cual se habría originado es muy difícil y representa un desafío para los paleontólogos.
Además de Pol y dos paleontólogos alemanes, participaron de la investigación Laura Codorniú, de la Universidad de San Luis, y Ariana Paulina-Carabaja, del Instituto de Investigaciones y Biodiversidad de Bariloche, y miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas-Conicet.