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22 de Noviembre de 2024
13 de mayo de 2016
“¡Están jugando más para Cristina que para mí, esto no es lo que habíamos hablado!” Furioso y a los gritos, Lázaro Báez encaró a sus abogados Daniel Rubinovich y Rafael Sal Lari ayer por la mañana, cuando los letrados lo fueron a visitar al penal de Ezeiza en el que está preso desde hace poco más de un mes.
En nota exclusiva y en su edición digital Clarín informa de una discusión a los gritos entre Lázaro Baez y sus abogados el medio publicó:
El zar de la obra pública les habría recriminado los detalles de las llamadas telefónicas cruzadas entre Sal Lari y el ex juez de la Corte y cerebro legal en las sombras de Cristina Kirchner, Raúl Eugenio Zaffaroni.
Rafael Sal Lari
Clarín ya había dado cuentas de los contactos entre Rubinovich y el viejo jerarca del espionaje kirchnerista Fernando Pocino, enlace con la terminal jurídica de la ex presidenta. Ahora Báez –que el jueves presentó un escrito en el que por segunda vez menciona negocios en común con el ex titular de la constructora Iecsa y primo del presidente Macri, Angelo Calcaterra– dudaría de las últimas intenciones de sus abogados. La declaración judicial en la que Báez intentó desvincularse de la empresa Helvetic Services, por ejemplo, mostraría su endeblez en los próximos días.
Según testigos de la discusión con quienes tomó contacto este diario, la pelea entre Lázaro y sus abogados habría ocurrido aproximadamente a las 11.30 de la mañana, en un aula del módulo 6 del penal de Ezeiza. Dos agentes del servicio penitenciario federal habrían presenciado el intercambio.
Es natural que el cúmulo de presiones que concita el caso y la ansiedad de Báez tras las rejas alteren los ánimos, y la pelea de ayer no implica necesariamente el fin del vínculo profesional del empresario con sus defensores.
Pero fuentes cercanas a la causa aseguran que los hijos de Lázaro desconfían de Rubinovich y Sal Lari desde el mismo día en que el empresario K fue detenido por Casanello en el aeropuerto de San Fernando. “Ellos lo hicieron viajar a Buenos Aires para tener una reunión, fue una cama”, mascullan.
No está claro, en cambio, cómo habría llegado a manos de Báez la lista de llamadas del doctor Sal Lari. Una versión dice que, para seguridad de Báez, a sus abogados les hicieron comprar celulares nuevos. Y que como las cuentas de esos aparatos las paga Báez, él habría podido conseguir la lista de números con que los teléfonos tenían comunicación.
Pero otras voces invitan a mirar debajo del agua: allí habría, sumergidos, viejos contactos reverdecidos. “El ex abogado de Lázaro, Sandro Guzmán, tiene muy buenos vínculos con un sector de la ex SIDE (actual Agencia Federal de Inteligencia). De ahí pudo haber salido el listado de llamadas de Sal Lari. Una venganza de abogados, bah”, deslizó ante este diario un agente de esa agencia acostumbrado a chapotear en esos barros.
En la discusión de ayer en Ezeiza, también habría sonado otro nombre ligado a los negocios de Báez: Fabián Somoza. “Es un financista que estuvo vinculado a varios negocios, incluso con un casino clandestino que hace unos años funcionaba cerca del hotel Alvear y por el que pasaron fondos de muchas personas. Allí trabajó un hombre de Pérez Gadín que se llama Carlos y a quien apodan El Rengo”, pudo saber Clarín consultando a una fuente judicial y otra vinculada al mercado financiero.