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JUDICIALES
22 de marzo de 2016
La ruta del dinero K
Tras la difusión de los videos del hijo del empresario K contando dólares, Máximo Kirchner, Aníbal F. y Guillermo Moreno criticaron al empresario pero justificaron a la ex Presidenta.
Cristina Kirchner está en Santa Cruz y retrasa su regreso a Buenos Aires. A 3000 kilómetros de distancia no logra escapar del escándalo desatado por las imágenes de la financiera SGI donde Martín, hijo de Lázaro Báez, está contando tres millones de dólares. El kirchnerismo critica al empresario K en un intento de resguardar a la ex Presidenta, desvinculándola de quien administró sus hoteles y con quien tendió fuertes lazos comerciales.
No son desconocidos, y aunque nunca tuvieron la mejor relación, los negocios dan cuenta que fueron funcionales el uno al otro. Pese a que hace meses que no se comunican –la última vez que se vieron fue en El Calafate en agosto pasado– Lázaro y Cristina compartieron terrenos, sociedades y negocios del rubro hotelero. A un mes que el empresario pise los tribunales de Comodoro Py para prestar declaración indagatoria por “la ruta del dinero K”, el nucleo duro del kirchnerismo –que incluye a Máximo Kirchner– salió en defensa de la ex Presidenta, buscando blindarla de las repercusiones de las escandalosas imágenes del hijo de su socio comercial. Por primera vez y como símbolo de un fin de ciclo, la dirigencia K critica públicamente a Lázaro.
Mientras las principales denunciantes en las causas por lavado dinero, las diputadas Elisa Carrió y Margarita Stolbizer, sostienen que Báez y la ex Mandataria “son lo mismo”, en las filas K apuntan contra Báez. “Son obscenas las imágenes, tienen que investigar a Lázaro”, indicó a Clarín un ex funcionario de Cristina Kirchner y aclara: “nadie va a hablar de ella, sí de Báez”. La estrategia está trazada.
El primero en hablar fue Aníbal Fernández, quien dijo que Cristina sería “incapaz de robar” y que a Báez lo vio una sola vez, sin realizar ninguna defensa de él. Guillermo Moreno fue más enfático, “no pongo las manos en el fuego por él porque no lo conozco”, dijo al diario El Tribuno, y eximió de cualquier responsabilidad a la ex Presidenta. Máximo Kirchner fue más directo, y planteó que su madre es “víctima de una persecución notoria”. A la defensa de la ex Presidenta se sumó el referente de La Cámpora José Ottavis, que dijo que le generaron “asco” las imágenes, pero resaltó que Cristina “es una de las pocas que puede justificar su patrimonio”.
El video de la financiera conocida como “La Rosadita”, donde Martín Báez y el contador Daniel Pérez Gadín contaban millones de dólares, obligó al juez Sebastián Casanello –que tiene la causa por lavado de dinero– a citarlos a indagatoria. Tanto en el sur como en Buenos Aires, esta situación preocupa, no sólo por la relación quebrada con Máximo y la distancia impuesta por Cristina, que “nunca más atendió el teléfono”, como indicaron fuentes de Austral Construcciones, empresa insignia de Lázaro; sino por las complicaciones judiciales de su hijo y que muchos definen como “el límite de su lealtad”.
Durante los gobiernos kirchneristas, Báez fue favorecido con cuantiosos contratos de obra pública: el 80% de las licitaciones fueron otorgadas a su grupo empresario, y recibió el 11,6% del presupuesto de Vialidad Nacional. El objetivo de despegar a Cristina de uno de sus principales socios es complejo: Báez gerenció los hoteles K Alto Calafate, Las Dunas y La Aldea de El Chaltén hasta 2013, y garantizó ingresos por 14 millones de pesos a los Kirchner con el alquiler de habitaciones, como reveló La Nación. Además,tienen en condominio un terreno de 87.000 metros cuadrados. Finalmente, Lázaro y Martín son dueños de La Aldea SA que dirige el hotel de Cristina que lleva el mismo nombre.