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VATICANO
23 de diciembre de 2015
Al recibir en audiencia a los empleados de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano para el tradicional saludo navideño, el Papa Francisco les alentó a “cuidar su matrimonio y a sus hijos”, y recordó que “el don más valioso para los hijos no son las cosas, sino el amor de los padres”.
El Santo Padre destacó que la Navidad “nos ofrece la bella ocasión de reencontrarnos y darnos las felicitaciones”.
“Antes que nada deseo agradecerles por su trabajo, por el compromiso que ponen para hacer las cosas bien, siempre, también cuando no hay ningún reconocimiento. Tantas veces uno hace algo bien y no es reconocido”, dijo.
Francisco agradeció especialmente “a quienes entre ustedes desde hace muchos años hacen el mismo tipo de trabajo, un trabajo a menudo escondido, y buscan hacer las cosas como se debe”.
“Sabemos que esto es normal, es simplemente hacer el propio deber; pero sabemos también que para nosotros seres humanos no es fácil, no somos máquinas –¡gracias a Dios! – y a veces necesitamos un incentivo, o cambiar un poco”.
El Papa pidió también perdón “por los escándalos que ha habido en el Vaticano”.
“Pero quisiera que su actitud y la mía, especialmente en estos días, sea sobre todo aquella de rezar, rezar por las personas involucradas en estos escándalos, para que quien se ha equivocado se arrepienta y pueda reencontrar el justo camino”, exhortó.
Sin embargo, Francisco consideró la cosa “más importante” de su mensaje su pedido de “cuidar su matrimonio y a sus hijos”.
“Cuidar, no descuidar. Jugar con los niños, con los hijos. El matrimonio es como una planta. No es como un armario, que se mete allí, en la habitación, y basta espolvorearlo de vez en cuando”, señaló.
El Papa subrayó que “el matrimonio es una realidad viva: la vida de pareja nunca debe darse por sentada en ninguna fase del camino de una familia”.
“Recordemos que el don más valioso para los hijos no son las cosas, sino el amor de los padres. Y no me refiero sólo al amor de los padres hacia los hijos, sino al amor de los padres entre ellos, es decir, la relación conyugal. Esto hace tanto bien a ustedes y ¡también a sus hijos! ¡No descuidar a la familia!”, alentó.
El Santo Padre subrayó que “hablar con los hijos, escucharlos, preguntarles qué piensan, este diálogo entre los padres e hijos hace tanto bien, hace crecer en madurez a los hijos”.
Además, reiteró la importancia de los abuelos en las familias. “Los abuelos tienen la memoria, la sabiduría, no dejar a un lado a los abuelos, son muy importantes”.
“¿Que se discute en las familias? Lo sabemos todos, un matrimonio que no discute parece anormal, lo importante es no terminar la jornada sin hacer las paces”, señaló.
“Y ustedes padres cuando sus hijos han discutido antes de ir a la cama decirles ustedes que hagan la paz, dense la mano, dense un beso”, pidió.
Francisco alentó a las familias que si “han hecho la guerra durante el día” no permitan “que esta guerra se haga fría porque la guerra fría del día siguiente es más peligrosa de la guerra caliente ¿Entienden? Hacer la paz en la noche siempre”.
El Papa destacó luego que el Jubileo de la Misericordia se vive “también en la iglesia doméstica, ¡no sólo en los grandes eventos! Más bien, el Señor ama a quien practica la misericordia en las circunstancias ordinarias”.
“Esto quiero desearles: experimenten la alegría de la misericordia, comenzando por su familia”, señaló ACI Prensa.