Sabado
23 de Noviembre de 2024
SOCIEDAD
25 de agosto de 2021
Una vez más frente a la PC, como tantas veces. Podía cambiar el lugar: su estudio; su oficina; el patio de su
casa; su despacho. Mi tarea era ayudarle preparar discursos –para órganos legislativos- o palabras para
inauguraciones. Meticuloso, tal vez por su formación profesional, en más de una ocasión, el mismo día del
discurso -1° de marzo o 1° de mayo- hacía las correcciones en los textos que luego leería.
Hoy es una jornada agridulce.
Mientras nos preparábamos para festejar el Bicentenario, una noticia nos inmovilizó por instantes que parecieron eternos. Falleció Eduardo Brizuela del Moral.
Y parece que el destino le eligió un momento tan especial.
Tuve la suerte de trabajar con Eduardo en la Universidad, en la Municipalidad de la Capital, en el Senado de la Nación y, finalmente, como Secretario de Gabinete en el Gobierno de la Provincia. No pretendo ser objetivo.
Durante ese tiempo y con un puñado de amigos lo acompañamos recorriendo la provincia. Por su profesión, conocía muy bien Catamarca. Ese fue un plus y resultó vital en su carrera. Y, siempre y en cada lugar, repetía ese sagrado ritual de pararse y escuchar a la gente. Difícilmente, la historia provinciana contemporánea registre un cursus honorum como el de Eduardo.
Primero, la comunidad universitaria; luego, los vecinos y más tarde sus conciudadanos usaron la herramienta que da la Democracia para ungirlo como Rector de la Universidad; después, Intendente; posteriormente Gobernador o legislador nacional. Estuvo donde el pueblo quiso que esté.
En la universidad lideró una gestión innovadora en lo académico y en lo edilicio, a pesar de la delicada situación financiera del país. A decir verdad, ya había cumplido una importante labor en la regularización de parcelas catastrales en la provincia, donde estrenó su flamante título de Ingeniero Agrimensor que había obtenido de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba.
De la mano de Don Yamil Fadel, llegó a la Municipalidad de la Capital para tareas catastrales específicas. También para esa época ejerció la docencia en la Escuela Provincial de Minería “Dr. Bernardo Houssay”. Más tarde ingresó a la Facultad de Tecnología y Ciencias Aplicadas. En cada lugar que trabajó, Eduardo dejó su impronta.
Casi siempre pretendió subestimarlo asociando su nombre al de la obra pública, que es algo que se ve y suma votos. Absolutamente falso. Y, si no, lo invito a recorrer hechos.
En lo académico, se crearon la Escuela de Arqueología, que dependía del Rectorado; las licenciaturas en Educación Física y en Trabajo Social; el Traductorado en Inglés; el Profesorado para la Enseñanza Primaria del Adulto; la Maestría en Enfermedades Endémicas, en Ciencias de la Salud y Abogacía. Son algunas de las iniciativas que se transformaron en realidades.
Durante su paso por la UNCa., promovió y concretó un necesario y bienvenido crecimiento edilicio. Sin embargo, perversamente, se pretende ocultar otras cuestiones tan o más trascendentes.
Hoy, todos hablan de computadoras. Sin embargo, en 1988, Brizuela creó el Instituto de Informática, dependiente de la Facultad de Tecnología. Podría decirse que fue el desembarco de lo que hoy es Internet. Asimismo, y bajo la figura de Profesor Honorario que impulsó desde el rectorado, distinguió a célebres comprovincianos cuyo prestigio trascendió las fronteras de Catamarca. Entre ellos, se destaca la figura del poeta y escritor belicho, Luis Franco. También al Dr. Carlos Villafuerte, destacado folklorólogo, lingüista y literato; al Dr. Carlos Romualdo Bravo, por su valioso trabajo científico relativo a la enfermedad de Chagas Mazza y al Dr. Efraín Enrique Leguizamón, dueño de una rica trayectoria en el campo de la cardiología moderna en Argentina y en Estados Unidos.
Más fresco en nuestra memoria está su paso por la Municipalidad. Los esfuerzos estuvieron dirigidos a dotarla de una organización institucional moderna. También, a la urbanización y sistematización del ejido urbano, delimitación y pavimentación de arterias. Tampoco en esta ocasión, quedaron rezagados los pilares educativos, ambientales y culturales.
Al asumir como Intendente, Eduardo fue el propulsor de la Convención Constituyente Municipal que redactó la Carta Orgánica Municipal, COM. Sostuvo que “era un hito en la historia de la Ciudad” y recordó que las bases de la COM están “sentadas en la Constitución de 1.853 cuyo artículo 5°confiere fundamental importancia al régimen municipal”. Sostuvo que “la máxima expresión de la consagración de la autonomía municipal es la sanción de la propia Carta Orgánica”.
Probablemente, un signo de madurez política se dio cuando se alcanzaba unanimidad en los despachos, más allá de la pertenencia ideológica de los constituyentes. En su paso por el edificio de Sarmiento al 1000, además creó el Sistema Educativo Municipal y se construyeron escuelas en los barrios Eva Perón y en Altos de Choya: aclaró que no se pretendía competir con la provincia en la oferta educativa sino complementarla. Con esta decisión,
Catamarca se sumó a los pocos municipios que contaban con servicio educativo en ese momento, Córdoba y Rosario, por ejemplo. Se recuperaba, al mismo tiempo, el papel que el municipio, en los inicios de su organización, sostuvo la educación pública de primeras letras, artes y oficio en el actual edificio de la Escuela Clara J. Armstrong, predio que fuera cedido a la Nación cuando en 1878 se fundó esa escuela. Jerarquizó la carrera administrativa municipal y promovió la construcción de las 305 Viviendas de Altos de Choya, donde, además, se puso en práctica un sistema de Ayuda Mutua y Esfuerzo propio para la construcción de casas. Otra iniciativa cultural exitosa fue la creación de la Banda Municipal de Música. En idéntico sentido lo es la formación de la Comedia Municipal Estable, nacida a partir del recordado Taller Municipal de Teatro. En el discurso al Concejo Deliberante el 1 de marzo de 1997, para fundamentar tal decisión, citó al recordado Héctor Pianetti quien sostenía que “El teatro es una relación de compromiso”.
En lo referido a la política ambiental, se recuperó el Parque Adán Quiroga y se construyó la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos. También se ejecutaron tareas de remodelación y/o construcción de nuevos espacios verdes y se canalizaron los cauces de los arroyos Fariñango y La Florida. En su paso por la gobernación de la provincia se inició la construcción del Dique El Bolsón. Se finalizaron obras como La Maternidad y El Predio Ferial. Y fueron exitosas las gestiones ante el Presidente Kirchner para pavimentar la Ruta Nacional N° 40 y para construir la Avenida de Circunvalación, emprendimientos financiados por el Gobierno Nacional.
Eduardo fue respetuoso en la victoria y gallardo en ocasión de alguna derrota. También cuando con agravios disfrazados de apodos, o motes, se lo pretendía ridiculizar. Allí, siempre puso la otra mejilla.
Había caminado apenas 5 días desde su último cumpleaños. Seguramente empezaba a decir adiós a la política, aunque sabíamos que siempre continuarían ese idilio que iniciaron en las aulas de la Universidad de Córdoba.
El calendario le marcaba que diciembre era el comienzo del tiempo para disfrutar de sus nietos y de su familia; de entregarse a la lectura de algún libro que pacientemente y durante años esperó que lo tomara del estante la biblioteca de su estudio, de reunirse con ese ejército de amigos que cosechó a lo largo de su vida; de que, a media mañana, le preparen “un cafecito”.
Quienes tuvimos la suerte de tratarlo, podemos hablar de Eduardo. Otros de El Chueco, sus amigos y compañeros de secundaria y de Facultad. Algunos elegían llamarle Ingeniero o Don Brizuela. Tuvimos la dicha de conocer y tratar a Eduardo.
Damos fe de un hombre, que hizo prevalecer sus virtudes por sobre los defectos, que son propios de la condición humana. A partir de hoy, y en una fecha como hoy, recordaremos a uno de nosotros, a quien nosotros con un sobre y un voto, pusimos donde nosotros queríamos que esté.
Estoy convencido de que la historia le otorgará a Eduardo el lugar que se ganó. Sabemos que cuando recorramos Catamarca, siempre encontraremos un lugar que nos recuerde su paso por la vida. El día está terminando y empezamos a asumir una partida inesperada. Físicamente, Eduardo podrá no estar con nosotros. Sí, en el recuerdo de muchos de sus comprovincianos y en el corazón de otros tantos catamarqueños de pura cepa como él.
Descansa en Paz, Eduardo Brizuela del Moral. Nos dejas demasiadas convicciones por las que seguir luchando. Muchas enseñanzas que debemos seguir. Y tu ejemplo que continuará vivo entre quienes te conocimos y los que te respetaron en los lugares en los que el voto del pueblo quiso que estés
. Hasta siempre Eduardo!!
Roberto Luque