Martes 19 de Marzo de 2024

SOCIEDAD

4 de julio de 2021

En vías de inclusión

Miah y Yanina hacen historia en un ámbito típicamente masculino como el ferroviario. Son las primeras trabajadoras trans de Trenes Argentinos. Y celebran la ley de cupo.


Por Luciana Rosende
  Miah Morales trabaja en Trenes Argentinos. Foto: Pedro Pérez.
A Miah Morales siempre le gustaron los trenes. Mientras  vivía en San Juan, su provincia natal, solía ir a una estación abandonada y le preguntaba a su papá cuándo volverían a circular los ferrocarriles por aquellas vías. Cuando se mudó a Buenos Aires, una de las cosas que más le gustó fue la posibilidad de ver trenes por todas partes.

Siempre los elige para viajar, aunque haya colectivos para llegar a destino. La pasión ferroviaria forma parte de su identidad, igual que el nombre que eligió para sí misma cuando decidió ser una mujer trans. La segunda en ingresar como empleada a Trenes Argentinos y la primera en la Línea Sarmiento.

Miah empezó a trabajar en el área de los molinetes de la estación Castelar a mediados de junio, pocos días antes de la sanción de la Ley de Cupo e Inclusión Laboral Travesti Trans No binarie “Diana Sacayán–Lohana Berkins”, que garantiza un cupo no inferior al 1% del total del personal en organismos del Estado.

Su ingreso había sido impulsado por el decreto presidencial 721, previo a la ley, dictado en septiembre de 2020. Aunque las políticas de inclusión en Trenes habían empezado antes y venían consolidándose desde la creación de la Unidad de Políticas de Géneros y Diversidad, ya bajo la gestión de Martín Marinucci.

“Fue muy loco lo de los trenes”, cuenta Miah, de 22 años, integrante de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) y a punto de mudarse sola tras haber conseguido su primer trabajo fijo y en blanco. “Desde hace un año estaba tirando currículums en todos lados. Fui a varias entrevistas y me estuve desilusionando: me mandaban estudios, iba de acá para allá, y me rechazaban. Pero cuando me convocaron de Trenes dije: ‘No pierdo nada, voy igual’. Fui, me hice los estudios y después me olvidé. Pensé: ‘Va a pasar como con todos los otros’. Pero me volvieron a llamar. Y a la semana me dijeron: ‘Ya pertenecés a Trenes Argentinos’. Fue la alegría más grande que tuve”. A los pocos días, la aprobación de la ley de cupos sumó motivos para festejar. “Me sentí como si el logro fuera más grande. Soy la primera chica trans en la línea y es el paso para que puedan entrar otras compañeras y demostrar que la comunidad trans, la más rechazada, puede hacer lo mismo que todos pueden hacer”.

  Miah: Miah: "Y a la semana me dijeron: ‘Ya pertenecés a Trenes Argentinos’. Fue la alegría más grande que tuve”. Foto: Pedro Pérez.   “Sueño manejar un tren”
“El ferrocarril tiene toda una estructura muy masculinizada y machista. Es un lindo desafío cambiar eso”, dice Valeria Fernández, al frente de la Unidad de Políticas de Géneros y Diversidad, que tiene entre sus objetivos la incorporación de personas travestis y trans al ámbito ferroviario estatal. El primer ingreso se logró en diciembre, en la línea San Martín. El segundo fue el mes pasado, con la llegada de Miah al Sarmiento. Y está en proceso la llegada de un varón trans a la línea Mitre.

“Son incorporaciones que cuestan mucho y poder pasar de un decreto o ley a hacerlo carne es algo que hay que celebrar”, remarca Fernández, e insiste en la importancia de este avance en una empresa del Estado, “para no vulnerar derechos de trabajadores y usuarios”. A ello apuntan las capacitaciones en materia de género, las guías de lenguaje no sexista y la creación incipiente de un registro para trabajadoras y trabajadores “que comenzaron su transición ya formando parte de Trenes Argentinos, para que puedan cambiar todos los registros a su nombre deseado y nosotros tener un registro específico de qué dotación contamos de trans y travestis, para pensar políticas específicas y poner fin a la desigualdad estructural”.

Ahora que forma parte, Miah va por más. Disfruta de su puesto en el área de Control de Evasión, pero también le gusta pensarse a bordo de las formaciones. “Mi sueño es manejar un tren. No hay ninguna mujer que maneje. Si fui la primera chica trans en entrar a la línea, ¿por qué no puedo ser la primera en manejar?”, se pregunta. Y anticipa que no va a quedarse quieta, que quiere “crecer, crecer y crecer”.

Para Fernández, que Miah maneje es “una deuda pendiente. No tenemos mujeres conductoras ni de diversidad. Ojalá avancemos también ahí. Trabajamos para eso, para que esas cosas sean posibles. Sería un hito”.

  “Poder dejar la prostitución me cambió la vida”
Igual que Miah, Yanina Chávez tuvo clara su identidad desde la infancia. Cuando se dejaba el pelo largo y jugaba a las muñecas en el jardín de infantes, pese a los retos. “Mi transición comenzó desde muy chica.
  Valeria Fernández: “El ferrocarril tiene toda una estructura muy masculinizada y machista. Es un lindo desafío cambiar eso”. Foto: Pedro Pérez. Valeria Fernández: “El ferrocarril tiene toda una estructura muy masculinizada y machista. Es un lindo desafío cambiar eso”. Foto: Pedro Pérez.

No era consciente, simplemente actuaba como me sentía. Hasta que a los 11 comencé a entender que no me sentía del sexo acorde a mi genitalidad. A los 12 tomé la decisión de empezar a travestirme”. En un principio lo hacía a escondidas de su familia, fuera de su casa.

Luego se animó a contarlo ante una familia muy católica a la que le fue difícil aceptarlo. “Finalmente lo hicieron, y me llena de orgullo porque mi papá me llama en femenino. Fue al que más le costó”.

La decisión de ser Yanina la enfrentó con lo más cruel de la violencia machista y patriarcal. Sufrió abuso sexual y estigmatización en su pueblo de Santa Fe, del que eligió irse. Y cargó con la culpa de que su mamá y su papá perdieran trabajos por esa misma transfobia.

“Migré a Buenos Aires buscando un mejor futuro. Pero como tenía que enviarles plata a mis padres, no me quedó otra que comenzar a prostituirme”. Durante más de una década, esa fue su fuente de ingresos. Hasta que, a partir de su militancia –es coordinadora de la filial Vicente López de la organización Otrans-, se convirtió en la primera mujer trans en ingresar a Trenes Argentinos, en diciembre del año pasado.

“Haber dejado la prostitución fue algo que me cambió la vida. Tener el derecho a decidir. Desde que me dieron esta oportunidad, mi vida cambió. Ahora puedo construir un futuro, tener un techo, alimentarme, vestirme. Antes todo eso era difícil de conseguir. Sobre todo, por el deterioro que ocasiona el ejercicio de la prostitución. Esto te cambia la vida totalmente”, destaca y agradece Yanina.

El cambio no fue fácil. Y hasta tuvo que lidiar con una primera experiencia que no la hizo sentir cómoda en el área al que había sido asignada inicialmente. Apenas pudo manifestarlo, fue derivada a Control de Monitoreo, donde se desempeña ahora.

“En charlas con compañeras trans nos dimos cuenta que cuando se empezaba a implementar el cupo nos encontrábamos con la misma violencia que había afuera. La lucha no termina. Por eso sentí una gran responsabilidad, no sólo en el trabajo sino para romper esos estigmas que tanto daño han hecho simplemente porque hemos caído en la prostitución.

La relación continua de lo sexual con nuestras identidades. Ahora, en el lugar donde estoy, no se respira esa violencia. Me siento segura. Y hay respeto”. «

  Solo en 2021 los trenes ya sumaron 149 mujeres
María Florencia Samota es hija, hermana y pareja de hombres ferroviarios. El tren siempre formó parte de su vida, pero recién este año ella pudo formar parte del tren.

“Yo siempre quise estar, pero hasta ahora las mujeres no teníamos acceso. Nosotras abrimos el camino. En Córdoba capital ya somos cerca de diez”, cuenta desde su provincia, donde trabaja para el servicio regional de Villa María, en el área de maestranza. “Es un ámbito donde solo había varones.

Fue un desafío para nosotras, y para ellos también”, dice, y se esperanza con poder trabajar en boletería: ya tomó cursos para aprender sobre ese sector, también como guardabarreras y banderillera. “Amo lo que hago en el tren. Lo siento como propio. Me gusta dejarlo impecable para que salga todos los viernes y domingos”, dice la mujer de 31 años, mamá de dos nenas y un nene, ex trabajadora de un call center y contenta de tener un empleo estable.

El ingreso de cada vez más mujeres a Trenes Argentinos forma parte del cambio igual que la incorporación de personas trans y travestis. Tanto en las líneas que recorren el Área Metropolitana Buenos Aires como en los distintos servicios regionales, como el Tren de las Sierras, donde fueron incorporadas las primeras mujeres en toda su historia y ya suman 49, entre ellas María Florencia.

Según datos del primer Observatorio de Géneros de las Empresas de Transporte, en lo que va del año “se sumaron 149 mujeres a distintas tareas ferroviarias. Este número representa el 20,5% del total que ya se desempeñaba trabajando”, remarcaron desde Trenes.

  Más derechos
En el marco del último aniversario de la Ley de Identidad de Género, se incorporó la pestaña del “Nombre Deseado” y el campo de “Otras Identidades” en la venta online de pasajes de larga distancia. “Fue una lucha y una conquista poder incorporarlo. No lo tiene ninguna otra empresa de transporte y estamos haciendo capacitaciones para que se respete este derecho a la identidad”, resalta Valeria Fernández.

Coche itinerante En marzo se inauguró el primer coche itinerante de “reflexión y promoción de derechos” para recorrer las estaciones de la línea Sarmiento. Es un coche de pasajeros restaurado para realizar charlas y capacitaciones con trabajadores y trabajadoras, y con la sociedad en general, sobre género, diversidades y discapacidad. La meta es que cada línea urbana cuente con un coche de reflexión.

  Espacios de lactancia
En diciembre, cuando la primera mujer trans ingresó al ámbito ferroviario estatal, se abrió el primer espacio de lactancia para mujeres y personas gestantes en la empresa. Fue en la estación Constitución del Roca. En marzo se inauguró el segundo: para 580 empleades del ferrocarril Mitre y de la sede central de Trenes Argentinos.

*Publicado en

Tiempo Argentino

 

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