Sábado 23 de Noviembre de 2024

DEL INTERIOR

2 de mayo de 2020

Fuí torturada por policías en Aconquija: Me colgaban de los tobillos, cabeza abajo, y me soltaban contra el piso

Una joven madre de 24 años perteneciente a la Comunidad Originaria Diaguita Aconquija, departamento Andalgalá, denunció haber sido víctima de torturas por parte de efectivos policiales de la subcomisaría de Aconquija, en momentos en que iba a buscar a su esposo, que también habría sido víctima de apremios ilegales en ese destacamento policial, luego de participar de un corte de ruta.

Roque Vivanco, esposo de Nadia Soledad Lara, relató los hechos que tuvieron lugar en momentos en que miembros de su comunidad realizaban una protesta pacífica sobre la ruta provincial Nº48 el 18 de abril pasado, todos distanciados a más de dos metros entre sí y con barbijos.

El hombre explicó: “Hacíamos la manifestación porque en el pueblo no hay casos de coronavirus y aunque la ruta no está liberada, dejan pasar a camiones de Tucumán y otras provincias. Solo estamos a favor de la salud de nuestro pueblo”, indicó, asegurando que el día mencionado, cerca de las 15.30, llegó la policía.

“Vinieron y sin decir nada, bajaron y nos apuntaron, nos pusieron la mano en la nuca y nos cargaron. Cuando llegamos a la comisaría, nos han puesto de rodilla, pateaban gritaban, burlándose”, recordó.
Unas horas después, el grupo escuchó que arribó Nadia, acompañada por su hermano. “Ellos habían venido a buscarme a ver qué pasaba, y nosotros escuchábamos todo lo que les hacían”, dijo el hombre apesadumbrado.

Relato de la tortura

Días más tarde, la joven madre de tres pequeños de 6, 4, y 1 año, escribió una carta abierta para relatar la situación que le tocó atravesar, que la dejó con serias secuelas psicológicas.

En un fragmento de esa misiva, la joven relató: “A mi hermano lo golpearon muy fuerte y lo mantenían arrodillado, mientras a mí también me golpeaban, me tiraban de los cabellos y me decían cosas muy desagradables. Yo les rogaba que no me golpearan; les decía que me estaban matando pero ellos se burlaban y reían. Eso, para mí, era una tortura física, emocional y moral. La tal tortura mencionada, era practicada por una agente de nombre Zulma y otro agente. Dicha agente me estranguló el cuello con su mano contra la pared al punto que yo creí que me moriría, mientras efectivos masculinos me sujetaban brazos y manos. Luego me colgaban de los tobillos, cabeza abajo, y me soltaban contra el piso, golpeando contra él mi cabeza, mientras continuaban con improperios, risas y burlas. Cuando estaba caída en el piso, me arrojaban sal y agua, lo cual me entraba en cuerpo, boca y ojos. Luego me inmovilizaron con precinto en las muñecas y en los tobillos y, además, me juntaron las manos con los pies por medio de una soga. Me pusieron boca abajo y alguien se subía sobre mi espalda, no sé si sobre sus pies o sobre sus rodillas, de manera que me dificultaban horrorosamente la respiración. Yo les suplicaba que me dejen respirar pero ellos se reían y burlaban mientras continuaban torturándome. En mi desesperación yo pedía auxilio a mi esposo, que estaba en la celda. También pedía auxilio a mi hermano, quien también estaba imposibilitado de ayudarme. Mi hermano me decía que me tranquilice entre risas y burlas de los agentes del orden, quienes repetían burlonamente lo que mi hermano me decía. Todos los sonidos de quejas, llantos y gritos desesperados pidiendo clemencia, y los improperios y burlas de los agentes eran escuchados a través de los pasillos por todos los detenidos. Mi hermano les rogaba que lleven a mi marido a la escena, lo cual hicieron después de mucho rato cuando parece que se convencieron de que yo estaba muy mal”.

De acuerdo al relato de Vivanco, recién fueron liberados 20 horas después y su esposa fue hospitalizada, pero “está mal y no para de llorar desde que pasó esto”.

Con respecto a realizar una denuncia penal, aseguró que todavía no se pudo presentar personalmente a la Fiscalía Penal con asiento en Andalgalá por la ausencia de trasporte público, pero que logró contactar a un abogado para iniciar el trámite legal correspondiente.

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