El robo y/o hurto en los vehículos dejados estacionados en la vía pública es una de las denuncias que más se radican semanalmente en las once unidades judiciales.

En lo que va del año, en promedio, se denuncian entre tres y cinco hechos de esta naturaleza.

Antes, que se denunciara el robo de un neumático era algo muy poco frecuente. Sin embargo, en los últimos años y sobre todo en los últimos meses, el robo de ruedas no se detiene. Todos los días, de acuerdo a la información judicial a la que accedió este diario, entre tres y cinco propietarios de autos en promedio llaman a la Policía para denunciar un robo. Hay días de hasta ocho robos. Y a muchos los robaron más de una vez.

El costo mínimo que tienen las ruedas que se denuncian -obviamente depende del modelo del rodado y el año de fabricación- es de siete mil pesos.

Las ruedas son como el pasacasettes en los años noventa: lo más robado en la calle y lo más comprado en el mercado negro. Pero ahora, hay algo particular con ellas: a los ladrones les conviene más robar las llantas de aleación con los neumáticos, que el vehículo entero.

Así lo explicó un jefe policial consultado por este diario, quien indicó, además, que la demanda en el mercado negro es alta, lo que convierte a este delito en un hecho peligroso. “Llevarse las ruedas les resulta más fácil y redituable. El riesgo que corren es menor y se las venden más rápido. En el mercado negro hay mucha demanda porque, debido a las restricciones, no se consiguen las que son importadas”

También, robar ruedas completas es más rentable, más simple y más seguro. Según lo explicado por fuentes judiciales, este es un delito que tiene una condena muy inferior a la del robo automotor. Se trata de un hurto que se castiga con penas desde un mes a dos años de prisión (a partir de los tres años la pena es efectiva) y es excarcelable.

Las fuentes consultadas para explicar este fenómeno confluyen en una serie de factores. Uno de los más notorios es la cantidad de vehículos que duermen en la calle. Acá tiene que ver la falta de cocheras en distintos sectores de la ciudad y, sobre todo, según los especialistas, en la inseguridad, ya que muchos propietarios prefieren dejar el vehículo en la calle a correr el riesgo de ingresar a una cochera y ser robados, como así también que resulta más rápido dejar el vehículo, bajarse e ingresar rápidamente en sus domicilios. Por otro lado, este diario consultó en distintas gomerías del Valle Central, cuyos comerciantes señalaron que todos se conocen y saben porque lo ven de cerca, por su trabajo, a los que roban las ruedas.

Los propietarios de estos negocios coincidieron en indicar que todos los días pasan por sus negocios ofreciendo estos productos y que se distiguen dos grupos muy marcados.

Según explicaron, están los ladrones de ruedas de siempre, “Son los que llegan y te dicen ‘¿cuánto me das? Se la quieren sacar de encima rápido. Y están los otros, los grupos más organizados, que antes de mostrarte la “mercadería”, la buscan en sitios de internet  y te la venden más barata”.

Asimismo, uno de los gomeros, que razones obvias pidió el resguardo de su identidad, dijo que cada vez es mayor también la demanda de ruedas usadas en este tipo de lugares por los clientes. “Ellos saben que por el precio que se les ofrece son ruedas robadas y las adquieren igual. Lamentablemente, nosotros las vendemos. Es que lo que se gana vendiendo una rueda “semi nueva” equivale a todo un día haciendo parches”.

Alarmante  crecimiento

Si bien, como ya dijimos, el robo de ruedas es un delito “de siempre”, en los últimos meses tuvo un crecimiento que llama la atención tanto de la Justicia como de las empresas que se encargan de asegurar estos tipos de objetos. De acuerdo a la información brindada por fuentes policiales y judiciales, diariamente, en promedio, una patrulla policial concurre entre tres y cinco veces al requerimiento de los vecinos por el robo en sus vehículos. Principalmente, el hecho ocurre entre la noche y la madrugada. Y si bien las ruedas son las vedettes de los ladrones de autos, también se reporta la sustracción de alguna pertenencia dejada por el propietario en el habitáculo del rodado.