Viernes 19 de Abril de 2024

19 de diciembre de 2018

Docentes Tinogasteños fueron arrastrados por una creciente

En la noche del lunes, un grupo de docentes pertenecientes al Anexo IV de la Escuela Secundaria Rural N° 25, regresaban desde la localidad de Antinaco (Tinogasta) luego de haber participado del acto clausura del ciclo lectivo.

Uno de los afectados, comentó que luego de finalizar el acto, los educadores partieron en sus vehículos en fila y al llegar a Río Grande, los primeros rodados pasaron bien pero los dos últimos autos (uno de ellos donde él se encontraba), en el momento del cruce fueron sorprendidos por un golpe de creciente que tapó a los automóviles y quedaron obstruidos con el agua, sedimento y ramas que ingresaban en el interior de los habitáculos, debiendo luchar por sus vidas, tratando de salir rápidamente del caudal.

Al llegar a la orilla del río debieron buscar señal de telefonía celular y de esa manera avisar para que los socorrieran. Mientras tanto los primeros vehículos, entre ellos donde se transportaba el director de la institución, continuaron normalmente con el viaje.

Luego de varias horas en el lugar, con una fuerte tormenta eléctrica, en medio de la nada e intentando comunicarse, pudieron contactarse con el delegado Municipal de Palo Blanco quien acudió en su vehículo 4x4 pero fue imposible sacar los autos del barro.

Pasada la hora 03:30 de la madrugada llegó personal de Agronomía de Zona con un tractor y de esa manera pudieron sacar a la orilla del rio y evitar que la creciente arrastrara más a los rodados.

Cuando llegó personal de Defensa Civil Municipal de Fiambalá trasladaron a las personas ocupantes de los automóviles hasta Palo Blanco, quienes se encontraban con sus pertenencias mojadas, llenos de barro y en estado de shock nervioso, fueron asistidos para continuar con su viaje hasta la Comisaria de Fiambalá en donde dejaron asentado todo lo sucedido. Dijo el Profesor Jesús Robledo.

Los automóviles afectados fueron un Chevrolet Corsa, perteneciente a la Profesora Quispe y un Chevrolet Meriva, de propiedad del profesor Robledo, sumado a ello las demás personas que viajaban en los mismos.

Más allá de sufrir el deterioro total de sus vehículos, los profesores se encuentran bien de salud, con un fuerte disgusto por lo vivido y en algunos casos anunciaron que renunciarían de las horas en esas escuelas porque aparte de arriesgarse como en estos casos, a más de una año de estar trabajando todavía no cobran sus haberes.

Fuente: El Abaucán Digital

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