Viernes 29 de Marzo de 2024

LOCALES

7 de diciembre de 2018

Los milagros que fueron obrados por intercesión de Nuestra Señora del Valle

- Los milagros son hechos sobrenaturales, que suceden gracias a la intercesión de la Virgen ante Dios nuestro Señor. Quienes veneran y aman a la Virgen del Valle sostienen que ella ha obrado milagros, y que muchos hechos que acongojan a sus hijos desaparecen sin explicaciones, lo que es interpretado como un milagro.

Cuenta la historia que Don Ignacio Moreno Gordillo, conocido y respetado vecino de Santa Cruz, vivía en sus posesiones rodeado de cierto bienestar, pero sumamente afligido pues de sus dos hijos había perdido uno y el segundo, de nombre Juan Alonso Moreno Gordillo, se enfermó gravemente.


A pesar del gran empeño y atención, el niño falleció en poco tiempo. Por ello, sus padres cargaron el cuerpo rumbo al valle para depositarlo a los pies de la Virgen, y una vez allí le prometieron que si el pequeño vivía lo consagrarían a su exclusivo servicio como sacerdote y capellán del santuario.


Una vez depositado el cuerpo ya rígido a los pies de la Portentosa Imagen, éste comienza a moverse, se anima y revive. Los padres con el corazón lleno de luz y gozo no podían creer que su pequeño hubiera revivido.
En otro milagro atribuido a la Virgen del Valle, en 1630, salió de Perú, atravesando las provincias del antiguo Tucumán, un caballero muy rico. Era tullido y estaba desahuciado por los médicos que intentaron curarlo. El hombre había escuchado hablar sobre los hechos milagrosos relacionados con la Imagen de la Virgen María encontrada en una gruta en Catamarca y hacia ella acudió.


Con sólo invocarla sanó, y en agradecimiento le dejó su magnífica cadena de oro para luego emprender viaje de regreso sano y optimista. En el camino encontró a un amigo, al que contó que había en el Valle de Catamarca una Médica Soberana que lo había curado gracias a la hermosa cadena que le dio en pago.
Llegó la noche y se recostó en hermosas mantas, pero al despertar se encontraba dolorido y tullido otra vez, y ante su sorpresa y la de sus criados, debajo de sus almohadas halló la cadena que días antes había dejado a la Virgen.


Fue una lección que le dio la Santísima Virgen para significarle que ella no vende lo que hace por sus hijos como una madre no vende su cariño.

 

El jarro plateado
Don Samuel Lafone Y Quevedo, historiador y lingüista, en su trabajo “Historia de la Virgen del Valle” (1894) narró el siguiente prodigio: había un hombre de mediana edad que vivía solo en una región remota llamada Totoralejos, una localidad pequeña situada en las Salinas Grandes, entre Catamarca y Córdoba.
Él estaba en la angustia por el sufrimiento de una enfermedad fatal. Estaba a punto de morir cuando recordó a Nuestra Señora del Valle y le rogó por su vida, prometiéndole peregrinar a su Santuario. Poco después recuperó su salud sin alguna explicación visible, a tal punto que sus vecinos se sorprendieron al mirarlo trabaja la tierra como antes. Pasado un tiempo, decidió cumplir su promesa a la Virgen, así que comenzó su largo viaje a Catamarca por las extensas salinas.
Mientras tanto, los guardianes de la iglesia Catedral de Catamarca habían descubierto la desaparición de un jarro plateado que se mantenía en el altar de la Virgen. Ellos buscaron por todas partes y preguntaron a cuantas personas pudieron si lo habían visto, pero era inútil, no aparecía.
Dos semanas después, un peregrino vino a la Catedral y pidió por un Sacerdote. Entonces, le dijo al sacerdote, en palabras muy sencillas y conmovedoras, que él había recuperado su salud gracias a la “ayuda” de la Virgen y que para cumplir la promesa que le había hecho a Ella, peregrinó a su Santuario. Dijo que había hecho un viaje muy largo y difícil por las Salinas Grandes. El lugar es terriblemente árido y desolado sin agua para beber cerca. Por esa razón él y su mulo se morían de sed. Entonces, otra vez, le rogó a la Virgen pidiéndole ayuda y Ella le respondió milagrosamente. Dijo con lágrimas en los ojos que “... de un jarro plateado que apareció repentinamente en el camino, salía mucho agua, como si fuera una fuente que fluye del corazón de la tierra, para que podamos ambos satisfacer nuestra sed”.
Sacó de su bolso el jarro plateado y lo entregó al sacerdote. Era el jarro plateado que había desaparecido del Santuario de la Virgen. Este jarro se llama actualmente “El Jarro Milagroso” o el “Jarro de la Virgen”.

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