Jueves 28 de Marzo de 2024

SOCIEDAD

19 de noviembre de 2018

Curanderismo: ¿qué hay de cierto en los amarres o en las venganzas amorosas?

El sentimiento del ser humano no puede ser manipulado, según analizan especialistas. Quien dice que puede hacerlo, trata de aprovecharse de la situación límite de personas que por un fuerte sufrimiento han perdido el equilibrio de sus vidas y no pueden manejar sus emociones.

Cuando entran en escena “curanderos”, “chamanes”, “brujos” que prometen “amarres” o venganzas, comienza un camino que puede desembocar en graves consecuencias para quienes se someten a estos “rituales”. Analizan el tema la psicóloga Emily Azar y el psicoanalista Maximiliano Ibáñez.


“No se puede manipular el sentimiento del otro”
Desde el punto de vista cognitivo, en el tema de las personas que dicen curar dolencias físicas o mentales hay una cuestión diferencial entre lo que es el conocimiento por sentido común y el conocimiento científico. 
¿Por qué la gente acude a ellos? Hay varias razones, entre esas las cuestiones culturales. 
Las familias tiene por tradición muchas veces ir a tal o cual persona para que las ayuden en resolver cuestiones que no pueden resolverlas solas. 


Y las soluciones rápidas tienen que ver con entrenamiento para lograr lo que uno quiera. 
Sin embargo, una persona no podrá lograr lo que quiera en lo que respecta a los sentimientos. No se puede manipular el sentimiento del otro. Entonces, las ofertas de “amarre”, de tener a la persona deseada, son una tentación porque se busca que otro ayude con eso que uno no estás pudiendo. 
Terapéuticamente, si una persona va a la consulta, se revisa por qué esa insistencia con la otra persona, por qué atosigar a la otra persona.


Hoy en día se hablan de cuestiones energéticas, y se ve que algo de resultados tienen. 
Hay cuestiones que tienen que ver con ritos. Si yo curo de palabra, y quiero enseñarle a otro a hacerlo, tengo que esperar a una determinada fecha del año para poder hacerlo. Entonces, se supone que hay un saber que no lo tiene cualquiera, y por eso se acude a gente que los llaman “curanderos”, “chamanes”, “brujos”. 
Hay una frase que dice: “Querer es 99 por ciento de poder”. Ese uno por ciento vendría a ser el que se le adjudica a estas personas. 


Personas que toman el curanderismo como una profesión. Desesperanza Quien busca soluciones en estas personas está desequilibrada, desesperanzada, y seguro ya ha intentado otras cosas que no le resultaron. No creo que vayan de “buenas a primeras”. 


Consecuencias Ir a un curandero después puede generar dudas, paralización y desfocalización de lo que está pasando, en aquellas personas que buscaron soluciones mágicas.

Todo esto termina en casos de angustia. 
Esto es sostenido por la ignorancia sobre los tratamientos médicos y por las limitaciones que uno tiene sobre lo afectivo de los otros. Igualmente creo que hay gente que hace estas cosas, y hay gente que va y lo sostiene en el tiempo, es porque algo de beneficio tienen. Por eso, no enjuiciaría del todo a estas prácticas, porque sabemos que sí están.

MAXIMILIANO IBÁÑEZ PSICOANALISTA

“Hay que saber que es peligroso cuando se usa la sugestión ante una persona que sufre”
El curanderismo y el curandero, en concepto general tiene que ver con una cuestión cultural, lógicamente, tiene un valor cultural para quienes la practican y creen en ella. Hay una gran parte de la sociedad que se pone en el lugar de “sabedores” y de “tener el poder” sobre algo de la persona que sufre, y aducen tener una solución “mágica” para ese problema. 


Esto, además de ser oscuro tiene que ver con cuestiones ilegítimas, y todo lo ilegítimo produce consecuencias negativas en la subjetividad de las personas. 


O sea, cuando busco soluciones a mis problemas por fuera de lo legítimo, ya sea por medio de un curandero o brujo, a la larga me traerá mayores problemas, consecuencias sumamente negativas. 
Nos preguntamos por qué mucha gente va primero a un curandero antes que a un médico. Y hay muchas causas. Hay una cuestión social que tiene que ver con los tiempos en el sujeto, todo vertiginoso, y plantea sus tiempos y soluciones rápidas ante sus problemas. 


Ante eso, que también tiene que ver con una cuestión cultural que está arraigada en Santiago del Estero, es que la gente busca y necesita “soluciones mágicas” a sus problemas. 
Estado En las personas que buscan ayuda en este tipo de gente, hay un cierto grado de desequilibrio específico. 


Es una persona que sufre por desamor o por no poder controlar determinadas situaciones y pierde el control. 
Pero hay que tener cuidado. Hay que saber que es peligroso cuando se usa la sugestión ante una persona que sufre. 
Estas creencias pueden atrasar el tratamiento que realmente necesita el paciente, y hasta obstaculizarlo. 

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