Viernes 19 de Abril de 2024

SOCIEDAD

3 de octubre de 2018

“Le pidieron a mi hijo que dibuje su casa y dibujó el colectivo”

A mi hijo le pidieron en el jardín que dibuje su casa y un compañero le dijo que no era su casa, que era un colectivo y él se puso a llorar.

Eso me puso muy mal y me hace seguir luchando por una mejor forma de vida para mi hijo”.
Ante la falta de trabajo ella y su familia viven en un colectivo. Agradeció a la dueña de GM por la donación de la unidad que fue adecuada para poder vivir en ella.


Laura atraviesa por momentos difíciles, ella estudiante universitaria, madre de un niño en edad pre-escolar y su marido sin trabajo los llevo a que desde hace cinco meses la familia viva en un colectivo por no contar con los recursos económicos para construir una vivienda. 


Ante ello y al no contar con una vivienda en la que habitar, Laura decidió solicitar a la propietaria de la empresa GM un colectivo que estaba en desuso para adecuarlo y vivir allí junto a su hijo de tres años y su pareja. 
La solicitud de la unidad de transporte llegó y la empresa accedió al pedido y se lo donó. Fue allí cuando inició el proceso de adaptación, que requirió de quitar asientos, barandas y ubicar las pertenencias. Vivir en el colectivo no resultó fácil, como lo habían supuesto, ya que las bajas y altas temperaturas se padecen por el material de la unidad.


La familia solicitó a los organismos de gobierno asistencia con un módulo habitacional pero hasta el momento no consigue respuestas, por eso decidió hacer pública su situación 
Sobre la experiencia de vivir en un colectivo, Laura contó que no es fácil. “No me di cuenta de lo que era vivir acá hasta que llegó el invierno: las chapas se congelaban, hacía frío al punto que tuvimos que llegar a dormir tapados con hasta diez colchas y abrigados. Nos levantamos con dolor de cabeza del frío que nos hacía. Tratábamos de verle el lado positivo y pensábamos en que no nos mojábamos con la lluvia, pero después llegó el calor. Con el calor llegaron los bichos, los alacranes. A las 9.00 se vuelve imposible estar acá, todo tengo que hacer de noche, limpiar, lavar ropa, estudiar”.
Continúan luchando días a día en busca de una mejor calidad de vida, condiciones a las que tienen derecho a acceder pero no pueden solos.

 

“Le pidieron a mi hijo que dibuje su casa y dibujó el colectivo”

Laura comentó la situación que le reforzó la necesidad de buscar una vivienda. “Mi hijo va al jardín. Si bien ahora no lo nota y es una aventura para él vivir aquí, nos ve comer juntos y hablar, estamos bien. El otro día pasó algo que me hizo el click: le pidieron en el jardín que dibuje su casa y un compañero le dijo que no era su casa, que era un colectivo y él se puso a llorar. Eso me puso muy mal y me hace seguir luchando por una mejor forma de vida para mi hijo”.

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