Viernes 19 de Abril de 2024

SOCIEDAD

16 de agosto de 2018

Ganó un concurso de baile y decidió usar la fama para crear el zumba en silla de ruedas

Seis años de exposición televisiva le hicieron pensar que podía unir la danza y el éxito para crear un proyecto de baile en silla de ruedas

Había una vez un ingeniero comercial chileno - Rodrigo Díaz- que a sus 24 años tenía una vida anónima y fuera de las pistas de baile, que hoy son su terreno favorito. Ocurrió que un día se presentó, sin demasiado conocimiento del asunto y sólo por el gusto que tenía por la danza, a un concurso de baile televisivo llamado Rojo fama contrafama.

Por supuesto, no sólo ganó, sino que fue un suceso en toda la región. Y acá podría terminar esta historia sobre un giro en el destino de la vida de una persona, si no fuera porque Rodrigo iría por mucho más.

"Sentí en esos seis años de éxito que fue el show de TV y después de tantas cosas lindas que me dio a mí el baile, que tenía que devolverlo de alguna manera", cuenta el instructor, bailarín y empresario, dueño de cinco escuelas de baile en Chile y un proyecto muy especial, el verdadero protagonista de esta historia.

 

Un propósito a punto de convertirse en un programa mundial para formar instructores de zumba (una disciplina fitness basada en el baile) diseñado para personas en sillas de rueda. Con ustedes, una historia inspiradora que promete multiplicar su efecto positivo por todo el mundo.

"Que la fama sirva de algo"
Esto fue lo que pensó Rodrigo cuando vio estallar su popularidad y sintió el cariño del público. "Reflexioné sobre el poder que tiene la danza, sobre como más allá de las distintas experiencias, circunstancias, edades, el baile sana, hace bien, nos conecta con el disfrute", asegura.

"Siento que a veces el baile encasilla a las personas, se cree sólo que los jóvenes esbeltos pueden bailar y nada más lejano a eso, el goce de la danza es para todos. Con todo esto, me hice bailarín e instructor de Zumba, porque siempre me gustó que personas de cualquier edad y condición puedan bailar, y entonces en ese momento de fama todo se unió.

 

Vi que tenía entre manos los elementos para hacer algo que cambiara realmente un escenario que no siempre es justo. Me habían pedido que armara unas coreografías con niños en silla de rueda para el Teletón, un evento benéfico televisivo promovido por la fundación dedicada a la rehabilitación de personas con discapacidad. Y fue tal el éxito de lo que se llamó Ciclo Danza, que el taller se transformó en un programa permanente donde ensayámos todo el año para la presentación y la presentación se volvió parte infaltable de la emisión".

 

COMPARTIR: