La Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) alertó este domingo que una “oleada” de importaciones está “volviendo a copar el mercado” interno y “desplazando al fabricante local”, lo que puede derivar en el cierre de fábricas y de pequeñas y medianas empresas (pymes).
 
“El efecto de las importaciones en un mercado recesivo, no es neutro. En el último año vienen cerrando fábricas, especialmente pequeñas y medianas, y se acentuaron los despidos”, afirmó la entidad.
 
En ese marco, citó el caso del sector calzado donde se estima que hubo 4.000 cesantías entre 2016 y 2017, mientras que en el ramo textil unas 3.245, y apuntó que “otra industria golpeada, es electrodomésticos y artículos electrónicos, donde hubo 4.923 despidos y la baja de aranceles amenaza a otros 10 mil”.
 
“Argentina no puede dejar que estos problemas se acentúen porque sería poner miles de empleos en riesgo”, reclamó la entidad en un comunicado.
 
Un informe de CAME precisó, en base a datos del INDEC, que las cantidades importadas de bienes de consumo cerraron en 2016 con un crecimiento de 17 por ciento, y este año arrancaron con una suba en enero de 22,5 por ciento.  

“En el primer mes de 2017, la situación se agravó porque el alza de las importaciones alcanzó a más rubros. Según el INDEC, los artículos foráneos en enero habrían crecido 7,1 por ciento en montos frente a enero 2016 (y casi el mismo aumento, 7,2 por ciento, tuvo en cantidades). Pero los bienes de consumo se dispararon: la entrada del exterior creció 19,7 por ciento anual en precio y 22,5 por ciento en número”, detalló.
 
La CAME alertó que “como consecuencia del tipo de cambio atrasado, los altos costos domésticos y la falta de controles aduaneros, muchas industrias se están viendo desplazadas por productos que llegan en algunos casos formalmente, a través de la Aduana, y en otros mediante contrabando de países limítrofes como Paraguay, Bolivia y Chile”.  

“Estas industrias son, entre otras, la indumentaria, la naval, de calzados, juguetes, electrónicos, muebles, cueros, bicicletas, bebidas alcohólicas y las producciones regionales”, señaló.
 
En este contexto, CAME planteó que “si se decide dejar que las importaciones sigan su curso, hay que tomar medidas urgentes para mejorar la competitividad del industrial, principalmente del pequeño y mediano que es el más comprometido”.  

O bien, sugirió “volver a la política de administración del comercio exterior para proteger a las áreas más sensibles, sin interrumpir el proceso de formación de capital o de importación de bienes intermedios e insumos que no se fabrican en el país, y son necesarios para completar el ciclo productivo”.
 
“La situación es grave porque son muchos los sectores comprometidos. Se evidencia en las economías regionales donde vienen creciendo ruidosamente las importaciones de carne porcina, de carne aviar, de semillas, frutos, plantas medicinales, hortalizas y frutas. Pero también en el rubro de lácteos, muebles, alfombras y revestimientos textiles para el suelo, manufacturas de cuero, bicicletas, juguetes, máquinas y herramientas, y muchísimos otros que conforman el mapa de la producción de la industria nacional”, concluyó.