Jueves 25 de Abril de 2024

LUGARES CON HISTORIA

10 de enero de 2017

Balcozna aromas, colores y sabores inolvidables

Paclín sigue siendo un atrayente lugar para disfrutar, cada uno de sus rincones guarda una invitación a disfrutar del paisaje, su gente y su gastronomía humilde, simple e inolvidable.

En este departamento su máxima atracción, por historia de acontecimientos sociales, es Balcozna.

En temporada estival siempre es una opción a tener en cuenta, aun que después pasemos a Las Lajas o nos quedemos en San Antonio.

En el pasado de muchos está presente el recuerdo de aromas de comidas que despertaron en la niñez o la juventud un universo maravilloso de sabores.

El api zapallo o zapallo api motivo de discusión al momento de recordar ese manjar muy de la zona.

Los choclos, pimientos,  zapallos y plantas aromáticas marcaron nuestras vacaciones.

Los más grandecitos recordamos los chorizos, el dulce de leche y los rosquetes mercedinos.

Cuantas historias de amor nacieron en el rio de Balcozna, El Saltón, los puentes colgantes, el vado la hostería, el camping son nombres que representan momentos mágicos.

Un recuerdo, corria el verano del…mmm noventa y algo, no tiene mucha importancia, fui con la familia a compartir un domingo por invitación del los dueños de casa, que alquilaron un ranchito para pasar el verano,  ubicado frente a lo que era por aquellos años el camping, en cercanías de la escuela, lugar donde años anteriores el jefe de la casa que visitamos, supo desplegar su arte junto al chivo y el gordo en maravillosas noches del festival del Zapallo, le rio manso para beneplácito del hijerio que lo disfrutaba.

En el ocaso de la jornada las mujeres en tertulia interminable, mate de por medio, degustaban un caserito que todavía estaba tibio.

En el rio, apoyado sobre una piedra elegida con mucho esmero, un potrillo (vaso de vidrio de generosas dimensiones) conteniendo vino tinto con hielo y bien sodiau. El Omar y su bandoneón, con lentes tipo clíper color verde oscuro, con gorra de pescador, las patas metidas en el agua cristalina.

Una melodía maravillosa le sacaba al instrumento, que en sus manos se recuesta con placer, esperando la orden que con suave y dulce digitación, va componiendo los sonidos que se hermanan con el paisaje y nos permite entender que nacieron el uno para el otro.

Los chicos intentan jugar al vóley en cancha improvisada, el gordo prepara una meresunda, la Stella su compañera de vida se ocupa de recalentar unas empanaditas que quedaron del medio día.

La Ruth intenta, en la negrita de hierro, una umita que será devorada por los muchos comensales que en una larga mesa llena de anécdotas coronaran un domingo fantástico.

Mientras esos recuerdo giran, Irma a mi lado, cuenta la historia de amor que dos adolescentes en los dos mil vivieron y hoy intentan prolongar… en fin será para otra oportunidad.

 

Jose Pepe Yunes

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