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INTERES GRAL
13 de agosto de 2016
A casi un mes de la llegada de la primera refugiada de dicha nacionalidad, ahora dos hermanos escaparon del infierno de la guerra y vinieron al país gracias al contacto de una descendencia.
Por Gabriel Arias
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A casi un mes de la llegada de la primera refugiada siria a nuestro país, tras afrontar el infierno de la guerra, ayer se sumaron dos de sus compatriotas, quienes, luego de un periplo con varias escalas, recalaron en el aeroparque metropolitano y se juntaron con su familia, que los albergará en Argentina “buscando establecerse y formar una familia”.
Esta historia tiene como protagonistas a Nairouz Baloul (29 años) y a su hermano Ibrahim (39), que proceden de la ciudad siria de Tartús, y la intervención de su familia argentina hizo que escaparan de los fantasmas de la guerra y la muerte.
Uno de sus familiares, llamado Raúl Monteros, le relató el paso a paso a “Crónica”: “Cuando mi abuelo emigró a Argentina, siguió en contacto con su hermana que vivía en Tartús. Cuando falleció mi abuelo, uno de sus hijos se siguió carteando pero al morir mi tío, se perdió todo contacto ya que lo único que teníamos era una carta y una foto. Con el tiempo, mi hija tomó la iniciativa de ir a Siria, al pueblo donde vive la familia, aunque tuvo que simular el viaje como que iba en matrimonio con un compañero, porque en aquel país es mal visto que una mujer viaje sola. Al llegar, ellos tenían fotos y cartas de los abuelos y se reinició la relación. Hace dos años estalló la guerra y les ofrecimos asilo, pero nadie quiso venir, porque ellos querían seguir conservando sus cosas, casa, tierra y, por una cuestión ideológica, querían seguir luchando ahí. Sin embargo, todo cambió cuando uno de sus hermanos (llamado Alí) murió en combate ya que era soldado y Nairouz perdió a su novio hace cuatro meses, y allí decidieron venir a nuestro país”.
El asunto es que traer a estos dos parientes no fue tan sencillo para la familia radicada en el barrio de Once, ya que se requería de dinero y visas especiales para llegar a Argentina. Respecto de esto, Raúl agregó que “mi hija hizo una colecta en Granada (España) con sus amigos e hicimos el trámite para conseguir la visa humanitaria, que da el gobierno por el Programa Siria. Tras 30 horas de viaje y en la última escala de San Pablo, perdieron el avión que venía acá porque Aerolíneas les dijo que no tenían el pasaje de vuelta, siendo que la visa es por dos años renovable y no requiere pasaje de vuelta. Sin embargo, tras hablar con migraciones y la compañía, logramos que los dejen viajar a nuestro país”.
Una nueva vida empieza para los hermanos sirios, ya que ella es especialista en literatura inglesa y domina ese idioma, y él es técnico en petróleo, los primeros dos meses vivirán en Buenos Aires y luego partirán hacia Tucumán, donde los espera una familia que los cobijará y ayudará a “retomar el camino de la vida”.